Ninguna cultura, estamento o nivel social se encuentra al margen de los malos tratos, pero para las mujeres gitanas, esta lacra social es además un tabú. La Asociación Yerba-buena quiere acabar con este silencio y para concienciar a su población, ha organizado unas jornadas el próximo miércoles día 19 en el teatro García Lorca.
"El silencio no es cultura, sino una mala costumbre", dice Pilar Heredia, presidenta de la asociación, quien sabe que tiene ante sí un reto tan difícil como necesario, y asegura que nada ni nadie la detendrá.
Heredia anima a las mujeres a denunciar y no callarse, y recuerda que para abandonar a un maltratador es imprescindibe tener su propia independencia económica. "La mujer gitana es muy laboriosa, pero siempre en trabajos familiares no reglados como la venta ambulante", señala la presidenta de la asociación.
Heredia quiere dejar claro que este colectivo no sufre más Violencia de Género que el resto, y como prueba destaca que hasta el momento no ha habido ninguna víctima mortal de raza gitana. La razón no es otra, según señala, que la propia vigilancia familiar.
"Cuando una mujer gitana es agredida, ésta lo comunica a su entorno, principalmente a la familia de su marido, y tras una férrea vigilancia, si reincide se le aparta, se le destierra".
Pero para Yerba-buena, esta no es la solución. Las mujeres deben saber dónde ir y conocer todos los mecanismos de los que disponen. "Deben superar los tabúes y no importarles lo que el resto piensen de ellas".
En las jornadas participarán Mohamed Al Morabet, quien tratará sobre violencia e inmigración, María José Jiménez Cortiñas, trabajadora social experta en minorías, y tres mujeres gitanas que contarán sus experiencias en la inserción social y laboral.
La compañía del bailarín y coreógrafo Antonio Canales cerrará el encuentro con un cuadro flamenco.
Pilar Arroyo
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