La otra cara del maltrato de género será expuesta en el cortometraje que estos días se ha estado grabando en diferentes puntos de la Isla de la mano de profesionales provenientes de la cultura, un trabajo que "a través de la mezcla de todos los lenguajes artísticos intenta mostrar los elementos más invisibles de esta realidad cotidiana de la mujer", explica Ana Torres, promotora del proyecto.
La violencia de género, uno de los temas que más preocupan a la sociedad y que está en continua actualidad, aparece en esta producción audiovisual, cuyo texto es una adaptación de una obra de teatro representada sin ningún tipo de violencia. "Nosotros no hemos intentado mostrar este problema a través del daño físico, sino que hemos querido desenmarañar todos los elementos culturales que colocan a la mujer en una posición desfavorable por la única razón de su sexo. Cada día nos encontramos en la sociedad con un montón de gestos y alusiones verbales que ejercen un tipo de violencia hacia nosotras, pero que son menos visibles que las agresiones. Y es que a veces, cuando se muestra ese tema, parece que se limita a una cuestión explícitamente del ámbito doméstico, y no es así", explica Torres.
Para plasmar estos problemas cotidianos los promotores del proyecto han decidido mezclar todos los lenguajes artísticos en el trabajo. "Estamos realizando un cortometraje a caballo con el videoarte. El resultado es una producción en la que la combinación de la pintura, la música, las palabras, las artes plásticas y los métodos audiovisuales cobran sentido en un mismo formato con el único fin de expresar nuestra sensibilización con este problema femenino. De ahí que no sea un cortometraje duro para el espectador, sino que se convierta en una historia poética cargada de mucha estética", resalta Ana.
"No hemos querido optar por el recurso del dramatismo -prosigue-, sino trabajar desde la normalidad y la sencillez. Por ello, en este trabajo los gestos, las miradas y las palabras cobran un especial sentido".
Pese a que el cortometraje se centra en una cuestión que afecta a las mujeres, el hombre, debido al papel fundamental que juega en este tipo de problemas, se muestra en este trabajo audiovisual de forma grotesca. "Aunque contamos con un equipo de veinticinco personas, de las cuales cada una proviene de un lenguaje artístico diferente, en el vídeo tan sólo aparecen cuatro personajes: una mujer, su alter ego, una niña y un hombre. Pero el personaje masculino aparece representado de una forma peculiar, un muñeco grotesco del que sólo se distingue la boca, similar a un robot. La finalidad de esta caracterización cargada de surrealismo grotesco es recalcar el daño que pueden llegar a hacer las personas con la palabra", comenta Torres.
"En realidad -continúa-, la novedad que aporta este proyecto es que personas provenientes de diferentes artes se han puesto de acuerdo para poner de manifiesto cuestiones que se han hecho invisibles en la cotidianidad de la sociedad, a través de un realismo surrealista".
Para el rodaje del trabajo audiovisual, que no cuenta con ningún tipo de ayuda de las administraciones isleñas, salvo la colaboración del Ayuntamiento de Arafo, los jóvenes han elegido como escenarios las calles, una casa antigua y el Auditorio de la Villa sureña. Además de dos espacios en Tajao y Radazul.
Pese a que la producción aún se encuentra en su fase de rodaje, "será presentado en octubre en la Universidad de La Laguna", afirma Torres.
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