Las asociaciones de mujeres colombianas deben asumir un papel protagonista en el camino que conduzca al fin de la violencia y que acabe con el fuego cruzado que vive el país entre la guerrilla, los paramilitares y el ejército. Así lo indicó ayer Kely Díaz Peña, responsable de la Organización Femenina, una de las entidades que se han dado cita en las I Jornadas Internacionales Mujeres, Derechos Humanos y Paz en Colombia, que mañana concluyen en Valencia y que se están celebrando en el Colegio Mayor Rector Peset y en la sede de La Nau de la Universitat de València.
Díaz Peña, cuya asociación agrupa a 30.000 personas, destacó la especial victimización que sufren las mujeres en el conflicto de su país. "El cuerpo de la mujer se convierte en un botín de guerra" comentó esta participante en el encuentro, que subrayó la violencia sexual que padecen las mujeres en Colombia, a la que se suman las limitaciones que se encuentran en el acceso al trabajo o la educación. O el empleo de mujeres como escudos humanos por parte de todos los agentes en conflicto.
Las jornadas, organizadas por la ONG Atelier, abordan los aspectos relacionados con la mujer en el conflicto armado, tanto desde el punto de vista de víctima, como desde su función como constructoras de paz y promotoras de acuerdos humanitarios.
La confrontación armada que padece Colombia de forma continuada con distintos grados de intensidad desde hace unas cinco décadas es la responsable, según los organizadores del encuentro, de cuatro millones de desplazamientos forzosos. De ellos el 75% son mujeres y niños.
J. P.
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