Para una mujer maltratada decir en voz alta que su agresor es su pareja es un paso difícil. Tiene el teléfono 016 a su disposición, servicios sociales y asociaciones, pero ante una situación tan complicada, muchas optan por el silencio. Hay otro confidente al que pueden acudir porque siempre ha estado ahí, lo conocen y confían en él. Se trata de su médico de cabecera. Así lo demuestra un estudio en el que han participado 200 centros de salud de toda España y que revela que la Atención Primaria puede ser un apoyo más en la detección de casos de violencia de género. Cinco de esos centros pioneros son de Badajoz.
Se trata de los ambulatorios de La Paz, Valdepasillas, Ciudad Jardín, San Roque y San Fernando. Hace tres años, parte de su plantilla recibió cursos de formación y sensibilización para mejorar la detección de la violencia de género dentro de un programa llamado ISFVIDAP, financiado por el Ministerio de Sanidad. Otro porcentaje de sus plantilla, en cambio, no acudió a estos seminarios. Una vez trascurrido este tiempo se comparan los resultados y la primera conclusión es que los sanitarios, tanto médicos como enfermeras, que recibieron los cursos detectan mejor los casos de maltrato.
Francisco Buitrago, coordinador de esta iniciativa en Badajoz, califica los malos tratos como un problema sanitario, tal y como lo reconoció la Organización Mundial de la Salud. Por esta razón, Buitrago cree que los sanitarios son responsables de detectarlo. «Aunque sea un problema con profundas raíces sociales, también es un problema médico y fuera de la familia, el médico puede ser la única persona a la que pueda comunicárselo. Tenemos una relación durante años con la paciente y con la familia, es una posición estratégica importantísima».
La prueba de que este médico tiene razón está en el estudio en el que ha participado. Las datos revelan que el 97% de las mujeres que han confesado ser maltratadas habían acudido, al menos una vez, al ambulatorio en el año anterior. El 46% había estado más de diez veces y un 40% había sufrido una baja laboral, lo que demuestra que los sanitarios tienen una oportunidad única para detectar este problema.
En los últimos dos años, Francisco Buitrago confiesa que ha tenido siete casos de violencia entre sus pacientes. «Es duro y en muchos casos sorprendente porque los malos tratos no están limitados a determinadas clases sociales como se cree». Al igual que este médico, muchos de sus compañeros se han enfrentado a sospechas de violencia de género en sus pacientes. Para este sanitario, la clave es recibir formación para saber enfrentarse al problema.
El presidente del Colegio de Médicos de la provincia, Pedro Hidalgo, está de acuerdo en buscar herramientas para su profesión. Hidalgo reconoce que para los sanitarios no será fácil afrontar esa responsabilidad porque en su mente hay muchas dudas. «El reto es bucear en lo que el paciente quiere decirnos para detectar esa patología. Hay que mandar un mensaje: ante la duda, no dudes, consulta a tu médico, es tu ayuda».
Más de 1.500 observadores
Si este mensaje de confianza calase en la población, según Hidalgo, cada médico, especialmente en los centros de salud, se convertiría en un observador contra los malos tratos. En la provincia de Badajoz hay 3.007 médicos colegiados, 1.540 de ellos en Atención Primaria.
Ya hay convenio
La buena noticia para estos médicos es que ya hay un convenio que pretende apoyar su formación en torno a la violencia de género. El 30 de octubre, la Consejería de Sanidad y Dependencia lo suscribió con el Ministerio de Sanidad. El objetivo, según el texto de este documento, es «promover e impulsar actuaciones de los profesionales sanitarios para la detección precoz de la violencia de género». Entre las medidas que propone destaca la formación de los sanitarios mediante un programa de sensibilización. En esta iniciativa no sólo se incluirá a los médicos y enfermeras de Atención Primaria sino también a los de Urgencias, el 061, las Unidades de Salud Mental y los Centros de Planificación, Obstetricia y Ginecología. Es decir, todos los trabajadores que pueden tener más contacto directo con un caso de malos tratos. El convenio de colaboración cuenta con un presupuesto de 120.128 euros que será asumido por las dos administraciones.
La directora de Instituto de la Mujer de Extremadura, María José Pulido, acoge con optimismo esta nueva herramienta en la lucha contra la violencia de género. «Aunque nos duela, sabemos que aún hay una parte de las víctimas que no acuden a los servicios sociales porque considera que pueden quedar estigmatizadas. Muchas creen que el maltrato es puntual o que la relación es normal porque no conocen otra cosa».
Por estas razones, Pulido cree que los médicos pueden ser importante aliados. «Nuestro objetivo es llegar a todas las mujeres sea donde sea y el centro de salud puede ser un referente para ellas».
El IMEX ya ha buscado la coordinación y colaboración en muchos ámbitos como la educación o los profesionales del derecho. De hecho, una de las ambiciones de futuro es que la violencia de género se incluya en los planes de estudios de las universidades.
Por el momento, María José Pulido cree que la formación de los sanitarios es un paso fundamental. Hay cinco Casas de la Mujer en la provincia de Badajoz y en 2009 se coordinarán con numerosos centros de salud. Incluyendo la colaboración de los sanitarios de Atención Primaria, la responsable del IMEX cree que «cada vez estamos más cerca de cualquier mujer que nos necesite».
Se trata de los ambulatorios de La Paz, Valdepasillas, Ciudad Jardín, San Roque y San Fernando. Hace tres años, parte de su plantilla recibió cursos de formación y sensibilización para mejorar la detección de la violencia de género dentro de un programa llamado ISFVIDAP, financiado por el Ministerio de Sanidad. Otro porcentaje de sus plantilla, en cambio, no acudió a estos seminarios. Una vez trascurrido este tiempo se comparan los resultados y la primera conclusión es que los sanitarios, tanto médicos como enfermeras, que recibieron los cursos detectan mejor los casos de maltrato.
Francisco Buitrago, coordinador de esta iniciativa en Badajoz, califica los malos tratos como un problema sanitario, tal y como lo reconoció la Organización Mundial de la Salud. Por esta razón, Buitrago cree que los sanitarios son responsables de detectarlo. «Aunque sea un problema con profundas raíces sociales, también es un problema médico y fuera de la familia, el médico puede ser la única persona a la que pueda comunicárselo. Tenemos una relación durante años con la paciente y con la familia, es una posición estratégica importantísima».
La prueba de que este médico tiene razón está en el estudio en el que ha participado. Las datos revelan que el 97% de las mujeres que han confesado ser maltratadas habían acudido, al menos una vez, al ambulatorio en el año anterior. El 46% había estado más de diez veces y un 40% había sufrido una baja laboral, lo que demuestra que los sanitarios tienen una oportunidad única para detectar este problema.
En los últimos dos años, Francisco Buitrago confiesa que ha tenido siete casos de violencia entre sus pacientes. «Es duro y en muchos casos sorprendente porque los malos tratos no están limitados a determinadas clases sociales como se cree». Al igual que este médico, muchos de sus compañeros se han enfrentado a sospechas de violencia de género en sus pacientes. Para este sanitario, la clave es recibir formación para saber enfrentarse al problema.
El presidente del Colegio de Médicos de la provincia, Pedro Hidalgo, está de acuerdo en buscar herramientas para su profesión. Hidalgo reconoce que para los sanitarios no será fácil afrontar esa responsabilidad porque en su mente hay muchas dudas. «El reto es bucear en lo que el paciente quiere decirnos para detectar esa patología. Hay que mandar un mensaje: ante la duda, no dudes, consulta a tu médico, es tu ayuda».
Más de 1.500 observadores
Si este mensaje de confianza calase en la población, según Hidalgo, cada médico, especialmente en los centros de salud, se convertiría en un observador contra los malos tratos. En la provincia de Badajoz hay 3.007 médicos colegiados, 1.540 de ellos en Atención Primaria.
Ya hay convenio
La buena noticia para estos médicos es que ya hay un convenio que pretende apoyar su formación en torno a la violencia de género. El 30 de octubre, la Consejería de Sanidad y Dependencia lo suscribió con el Ministerio de Sanidad. El objetivo, según el texto de este documento, es «promover e impulsar actuaciones de los profesionales sanitarios para la detección precoz de la violencia de género». Entre las medidas que propone destaca la formación de los sanitarios mediante un programa de sensibilización. En esta iniciativa no sólo se incluirá a los médicos y enfermeras de Atención Primaria sino también a los de Urgencias, el 061, las Unidades de Salud Mental y los Centros de Planificación, Obstetricia y Ginecología. Es decir, todos los trabajadores que pueden tener más contacto directo con un caso de malos tratos. El convenio de colaboración cuenta con un presupuesto de 120.128 euros que será asumido por las dos administraciones.
La directora de Instituto de la Mujer de Extremadura, María José Pulido, acoge con optimismo esta nueva herramienta en la lucha contra la violencia de género. «Aunque nos duela, sabemos que aún hay una parte de las víctimas que no acuden a los servicios sociales porque considera que pueden quedar estigmatizadas. Muchas creen que el maltrato es puntual o que la relación es normal porque no conocen otra cosa».
Por estas razones, Pulido cree que los médicos pueden ser importante aliados. «Nuestro objetivo es llegar a todas las mujeres sea donde sea y el centro de salud puede ser un referente para ellas».
El IMEX ya ha buscado la coordinación y colaboración en muchos ámbitos como la educación o los profesionales del derecho. De hecho, una de las ambiciones de futuro es que la violencia de género se incluya en los planes de estudios de las universidades.
Por el momento, María José Pulido cree que la formación de los sanitarios es un paso fundamental. Hay cinco Casas de la Mujer en la provincia de Badajoz y en 2009 se coordinarán con numerosos centros de salud. Incluyendo la colaboración de los sanitarios de Atención Primaria, la responsable del IMEX cree que «cada vez estamos más cerca de cualquier mujer que nos necesite».
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