El crimen de Gernika provocó un aluvión de reacciones de solidaridad con Izaskun y sus hijas, así como un torrente de condenas sin paliativos desde todas las instituciones vascas y españolas. La ministra de Igualdad, Bibiana Aido, expresó en nombre del Gobierno su «condena enérgica» por este último caso de violencia machista, «esa lacra que no cesa -dijo-, pero que estamos empeñados en erradicar». La muerte de Izaskun es la novena que se cobra la locura machista en lo que va de año en toda España.
El Ejecutivo vasco también condenó «serena, pero contundentemente», el crimen de Gernika. «No debemos quedarnos en la compasión y en el mero rechazo», valoró la portavoz del Gobierno, Miren Azkarate. Actos como el ocurrido ayer en Gernika, incidió, «son una vergüenza para todos». Azkarate recordó la necesidad de «alcanzar la plena igualdad entre mujeres y hombres» como base para erradicar la violencia de género, por lo que hizo un llamamiento a que los ciudadanos desarrollen «acciones positivas» en todos los ámbitos, «familiar, en la escuela, el trabajo y en el ocio», para que «no haya hombre alguno que piense que una mujer es un objeto de su propiedad».
También el Parlamento vasco se pronunció y mostró su «dolor» por el asesinato de Izaskun. La Mesa de la Cámara animó a «denunciar y no consentir ni permanecer en silencio» ante cualquier expresión de violencia contra las mujeres.
El Ararteko, Íñigo Lamarca, abogó por un mensaje de «tolerancia cero» ante el maltrato y señaló que la erradicación de la violencia contra la mujer debe ser «una prioridad de los poderes públicos y de la sociedad en general». Partidos, sindicatos y organizaciones sociales se sumaron al dolor y la condena.
A. A. DV
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