El médico forense y director del Instituto de Medicina Legal de Aragón, Juan Antonio Cobo, ha propuesto una medida complementaria a la actual denuncia que la mujer maltratada puede formular, que ha denominado 'denuncia puente', y que consiste en que la mujer denuncie, pero se retarde o suspenda la aplicación de la decisión judicial, de forma que se dé la oportunidad al agresor de rectificar su conducta.
Cobo explicó en declaraciones a Europa Press que esta propuesta pretende dar respuesta a ese 80 por ciento de mujeres que no denuncia la violencia de género porque quieren seguir manteniendo la relación con su marido o compañero sentimental, en muchas ocasiones por "la salud de la familia", convivencia que una denuncia normal rompe, lo que lleva a muchas mujeres a no denunciar.
Precisamente, la 'denuncia puente' no impide esa convivencia ya que si bien seguiría el mismo proceso que una denuncia habitual, relató Cobo, en vez de derivarse a la detención del marido, se le haría a éste una requisitoria para que fuera a declarar, y la decisión judicial posterior sólo se aplicaría si el hombre volviera a agredir a la mujer.
El objetivo es animar a denunciar a la mujer que quiere seguir conviviendo con su marido o compañero, pero, al mismo tiempo, poner remedio a las agresiones, permitiendo, además, la intervención o reeducación del agresor antes de su ingreso en prisión.
Juan Antonio Cobo explicó que la 'denuncia puente' otorgaría "una mayor capacidad de decisión a la mujer y de control de los efectos de su denuncia" y se podría aplicar sin reformar el Código Penal, aunque sí precisaría la reforma de los procedimientos, es decir, de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
El especialista recalcó que "la accesibilidad a la mujer" es la "clave" para actuar ante la violencia de género y subrayó la importancia de llegar a tiempo a ese 80 por ciento de víctimas mortales que actualmente no son accesibles y al 88 por ciento de agresiones no mortales que tampoco son accesibles.
ALGO MÁS HAY QUE HACER
Juan Antonio Cobo valoró positivamente lo que ya se hace, pero opinó que "algo complementario habrá que hacer" para "facilitar que la mujer maltratada denuncie" y se pueda intervenir a tiempo e incluso tratar el agresor porque si se les detecta a tiempo son personas que pueden mejorar su conducta.
En esta línea, Cobo señaló que un estudio coordinado por él y realizado en colaboración con el Justicia de Aragón, titulado 'Modelos de actuación en violencia de género', detecta seis "eslabones rotos" o caminos que llevan a la agresión o muerte de una mujer, cuyo conocimiento aporta "la posibilidad de poder poner una solución" al problema.
Además del silencio de la mujer, el estudio se refiere a que ésta desconozca el riesgo de agresión o muerte en que se encuentra. Para hacerle patente ese riesgo, Cobo recordó que se cuenta con el Manual de Autoprotección de las Mujeres Víctimas de Violencia, editado en español, inglés y macedonio, que puede descargarse de la web del Justicia de Aragón, 'www.eljusticiadearagon.es'.
Otro de esos 'eslabones' es la existencia de agresores cuya primera conducta violenta es la muerte de la pareja. El especialista comentó que en estos casos se produce durante años una acumulación de "tensión" y "ansiedad" hacia la pareja que se libera matándola y que incluso después lleva al suicidio del varón o a que se quede esperando la detención.
Juan Antonio Cobo precisó que en estos casos hay que intervenir consiguiendo que el agresor controle el problema que le provoca la ansiedad. Para detectar a estas personas, también la mujer es clave.
Según señaló el especialista, estos hombres viven interiormente un proceso largo, en el que desarrollan una creencia que acaba convirtiéndose en una obsesión, en la que como única salida encuentran la muerte de la mujer. Estas creencias son muy variadas, aunque en muchos casos están relacionadas con los celos o el temor a la pérdida o rechazo de la mujer.
El director del Instituto de Medicina Legal de Aragón apuntó que algunos elementos que suelen darse en estos hombres son una pérdida de competencias, que se plasman en dejar de desarrollar sus aficiones habituales, dejar de mostrar interés por el trabajo, caer en la depresión e incluso intentos de suicidio, circunstancias que le pueden servir a la mujer para ponerse en alerta.
OTROS ESLABONES ROTOS
Estos tres eslabones rotos en la cadena de detectar a tiempo la violencia de género --silencio de la mujer, desconocimiento del riesgo, agresores cuya primera conducta es la muerte de la mujer-- se refieren a factores actualmente no accesibles.
Por eso, Cobo remarcó la importancia de que la víctima "tome una posición activa de detección de la realidad y valore el riesgo y actúe" porque "no se puede trabajar sólo desde fuera".
En este sentido, alertó del riesgo que existe para la mujer en dos casos concretos, el del cuidador varón de mujer con un grave problema incapacitante o con una enfermedad sin expectativas, y el del varón mayor con deterioro cognitivo que reacciona con violencia.
En una y otra situación se han dado casos de muerte de la mujer, por lo que el especialista recomendó, en el primer caso, que junto a ese hombre haya un cuidador profesional, y en el segundo alejar del hombre cualquier objeto punzante o pesado que pueda ser utilizado para una agresión.
Junto a los tres "eslabones rotos" ya referidos, hay otros tres en los que sí hay una accesibilidad de la sociedad al problema, que son el de la víctima que denuncia, pero después se arrepiente y bloquea la respuesta social, "para lo que hay que trabajar haciéndole ser consciente del riesgo que sufre", señaló Cobo.
También, que la víctima denuncie, pero falle la protección, por lo que hay que trabajar para mejorar la respuesta; y que la víctima denuncie, pero falle la valoración del riesgo.
En relación con este último aspecto, Cobo puso de manifiesto que habitualmente en la valoración del riesgo sólo se tiene en cuenta la peligrosidad del individuo --si es agresivo dentro y fuera del hogar--, y no otros factores como la evolución de las ideas y obsesiones relacionadas con la pareja; desequilibrios y cambios vitales, y el consumo de drogas y alcohol.
DENUNCIAS INOMINADAS
Por otra parte, el especialista propuso las 'denuncias innominadas', especialmente útiles en el caso de la violencia sexual doméstica, dijo Cobo. Estas denuncias permitirían dejar a la mujer en el anonimato hasta que huya pruebas suficientes o válidas para conseguir inculpar al agresor.
El director del Instituto de Medicina Legal de Aragón puso de manifiesto la dificultad de demostrar las agresiones sexuales domésticas, lo que lleva en muchas ocasiones a dejar impune al agresor tras un juicio, realidad que tiene como efecto negativo dar mayor fuerza al agresor para futuras agresiones.
José Manuel Cobo manifestó que el objetivo fundamental en el conjunto de medidas propuestas es la "eficacia y eficiencia" y buscar opciones "que complementen las decisiones o respuestas actuales".
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