La pelea social contra la violencia de género es una carrera de fondo en la apenas se han quemado las primeras etapas. Persiste en España un "círculo de silencio", un "muro" que pocos se atreven a romper en defensa de las mujeres maltratadas. Lo dice uno que sí lo hizo y casi le cuesta la vida. Jesús Neira se interpuso entre un verdugo y su víctima en agosto pasado y todavía se recupera de la paliza que le propinó el maltratador. Este miércoles le fue impuesta la Gran Cruz del Mérito Civil por su gesto y entre palabras de agradecimiento reivindicó el deber de injerencia cívica y humanitaria en lo que aún es, para demasiados, un 'asunto privado'.
"No nos engañemos, entre nuestra sociedad hay mucha gente que a las tres de la madrugada escucha lamentos de una mujer pidiendo auxilio y no hace nada", clamó. Neira, profesor universitario de Ciencia Política, citó a Platón, Aristóteles, Locke, Montesquieu o Tocqueville para concluir que tal vez el poder político en España haya asumido el reto de erradicar el maltrato de género, pero la sociedad va un paso por detrás. Todavía hoy -recalcó "parece confortable e incluso de buen gusto guardar silencio ante determinadas cosas". Hay que quebrar ese muro "de la sociedad silente, si no queremos vernos posteriormente en un problema aún mayor".
Le impuso la condecoración la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, en un salón abarrotado por representantes del Observatorio contra la Violencia de Género, del Instituto de la Mujer nacional y de varias autonomías, y de asociaciones de mujeres entre otros asistentes como el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Neira subió al estrado en silla de ruedas empujada por su esposa, Isabel Cepeda, pero demostró que sus secuelas van sanando, se irguió para recibir la banda y leer una intervención que modificó e improvisó en parte sobre la marcha.
Espejo
Como el homenajeado, Aído instó a acabar con los restos del 'no te metas, son asuntos de pareja' que aún lastran la lucha social contra la violencia machista. Jesús Neira es "un espejo" en el que cada ciudadano debe mirarse y seguir el ejemplo de otros valientes que sintieron como propio el maltrato ajeno y actuaron. La ministra citó al alicantino Vicente García Juan, igualmente condecorado por salvar la vida de una mujer asaltada por su ex pareja. El defensor se llevó el disparo destinado a ella y una incapacidad de por vida.
Y recordó al joven valenciano Daniel Oliver, que al salir de la universidad en 2007 decidió no mirar para otro lado cuando un hombre atacó a su novia navaja en mano. Daniel murió en su lugar.
Son -dijo Aído- actos extraordinarios, tan brillantes como raros. La violencia contra las mujeres es un infierno para las víctimas y un "ultraje" a toda la ciudadanía. Ante ella, la sociedad debe rebelarse y trabajar duro, sin atajos. "Para eliminar la violencia de género es necesario respetar a las mujeres, reconocerlas como iguales y esa idea hay que abonarla en la infancia, en los hogares, en los centros educativos y alimentarla a lo largo de toda la vida", concluyó.
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