Alrededor de 300 personas, entre mujeres, abogados y defensores de los derechos humanos, han recorrido este miércoles las calles de la capital de Afganistán (Kabul) para protestar contra una ley de inspiración talibán que, entre otras cosas, permite la violación dentro del matrimonio. Una muchedumbre de casi 500 personas se ha enfrentado a los manifestantes y ha proferido gritos contra las mujeres.
El diario The New York Times recoge en su web la siguiente conversación:
- "¡Iros de aquí, putas!", gritan varios hombres. "¡Iros!"
- "Queremos nuestros derechos", contesta una de las mujeres. "Queremos la igualdad".
La ley, aprobada por el Parlamento y sancionada por el presidente Hamid Karzai, pretende regular el derecho de familia de la minoría chií de Afganistán -alrededor de un 15 por ciento de la población- y otorga a los clérigos la autoridad sobre asuntos de la intimidad entre hombres y mujeres. Una de las provisiones ilegaliza que una mujer pueda resistir los acercamientos sexuales de su marido. Dice, literalmente, que "una mujer está obligada a satisfacer los deseos sexuales de su marido". Otra establece que una mujer que quiera trabajar fuera de su casa o estudiar, necesita el permiso de su cónyuge. Y una tercera obliga a las mujeres a "prepararse" o vestirse de una forma especial si su marido se lo pide.
Los manifestantes han repartido octavillas en frente de la Universidad de Kabul que denuncian la ley como un "insulto a la dignidad de las mujeres". "No queremos una ley talibán, queremos una ley democrática y que garantice la dignidad humana", han gritado las manifestantes.
"Da miedo estar aquí pero no puedo quedarme en casa sentada", ha dicho Halima Hosseini, una joven de 27 años que asistía a su primera manifestación. "Personalmente, no puedo permitir que alguien me represente y ponga en una ley artículos contrarios a mis derechos y a los derechos humanos, y que me considere, como una mujer, una persona de segunda clase", ha continuado la joven.
La controvertida ley fue adoptada en marzo pasado, pero aún no ha entrado en vigor. Los aliados occidentales del presidente afgano han puesto el grito en el cielo, entre ellos el presidente estadounidense Barack Obama, que ha calificado la ley de "aborrecible", lo que ha provocado que el Gobierno anuncie una revisión del texto.
El País
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