Joaquín Prieto, coordinador del programa Abramos o Círculo, del Servizo Galego de Igualdade y el Colexio de Psicólogos, indica que «los maltratadores pueden pertenecer a cualquier grupo social y nivel educativo, edad, ocupación o religión. No son enfermos, no más de un 10% manifiestan algún tipo de psicopatología». Así, detalla que en sociedades nórdicas la violencia de género es aún una lacra y de hecho los primeros programas de reeducación se pusieron en marcha en los países nórdicos y en Gran Bretaña: «El alcohol solo actúa como disparador en hombres que agreden a sus parejas».
Este psicólogo resalta que el mayor porcentaje de maltratadores que ve son españoles, entre ellos jóvenes con nivel cultural alto. «Algunos de los comportamientos -señala- están aún normalizados, de forma que pasan desapercibidos, por eso es importante trabajar aspectos de los roles sexuales, pautas culturales y creencias que mantienen la condición inferior asignada a las mujeres en la familia, el trabajo y la sociedad».
«La violencia no es solo matar, dar una paliza o dar un tortazo. También es humillar, desvalorizar, controlar, intimidar, aislar y no permitir que la mujer tome decisiones. Es anular a la otra persona», indica Prieto.
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