La mitad de las denuncias que se presentan por casos relacionados con la violencia de género o doméstica se retira antes de la celebración del juicio. Así se desprende de la estadística que a fecha de hoy maneja la Oficina de Atención a la Víctima que se ha topado, así, con una nueva realidad sociológica.
¿Qué explicación tiene esta nueva realidad? Puede haber varios justificantes. Desde las denuncias presentadas de forma prematura por mujeres que luego consideran lo que en principio calificaban de agresión como una simple pérdida de nervios hasta las parejas que, de mutuo acuerdo, fingen un caso de este tipo para beneficiarse de las atenciones ofrecidas a las víctimas de malos tratos.
Estos últimos son los menos, pero darse se dan. Es la unidad de la Policía Nacional dedicada a controlar los casos de violencia de género la encargada de detectar, precisamente, estos fraudes. Ya les ha tocado localizar a parejas que simulan estar separadas para disponer de las ayudas económicas. Estas detecciones se traducen en un delito.
La Oficina de Atención a la Víctima no se había topado antes con tal cantidad de denuncias retiradas antes de juicio, lo que viene a definir las líneas por las que se está centrando ahora la realidad social respecto a este tipo de delitos.
Al margen quedan aquellas denuncias que sí dan a lugar al desarrollo de un juicio oral. También aquí surgen problemas. Lo habitual en este tipo de juicios es que la víctima se niegue a declarar o bien niegue lo antes traducido en denuncia. De la treintena de asuntos por violencia de género que se han juzgado en este año en los juzgados de lo Penal, sólo diez llegaron a celebrarse al contar con el testimonio de la fémina denunciante y en sólo cuatro casos hubo sentencia condenatoria. El resto quedó absuelto o, al no haber declaración de la denunciante, no pudo tener una acusación en firme.
Retraso del trabajo
La parte negativa que se esconde detrás de estas estadísticas es el retraso que provoca en el trabajo policial y social que hay detrás. Desde el primer momento en el que se presenta una denuncia se activa una maquinaria de asesoramiento, protección e intervención policial, además de ayuda por parte de expertos en violencia de género. Si dicha denuncia es retirada al poco tiempo de haberse presentado, esa actuación coordinada de nada vale, retrasándose la atención que puede estar reclamando otro sector de mujeres que sí mantienen esa denuncia por malos tratos.
Este comportamiento social que define los casos de malos tratos actuales se da indistintamente en los casos de violencia de género (la que se da entre marido y mujer) y los de violencia doméstica (que es la que se da entre primos, hermanos o demás familiares que no sean pareja).
Cambia el perfil del agresor, que ejerce mayor violencia psíquica
El tipo de agresión que predomina en las denuncias presentadas por asuntos relacionados con la violencia de género es psíquica. Cada vez hay menos casos en los que se produce una denuncia de una mujer que confiesa haber sufrido una agresión física. Muy al contrario, han aumentado considerablemente las relacionadas con agresiones psicológicas, ya que la víctima denuncia haber sido insultada de forma continuada, menospreciada o acosada psicológicamente.
Esos son los casos tipo con los que debe ‘lidiar’ la Oficina de Atención a la Víctima. Y lo hace en cuantiosas ocasiones ya que el volumen de casos que llega hasta la entidad no disminuye manteniéndose en cifras elevadas.
Lo que se denomina ‘calidad de la agresión’ ha disminuido, siendo un claro reflejo de la situación socioeducativa actual. Esto queda reflejado en el hecho de que cada vez es mayor el número de denuncias que son presentadas por jóvenes que ponen de manifiesto haber sido insultadas y presionadas psicológicamente. Ceuta, no obstante, sigue siendo una de las ciudades en las que más casos de malos tratos se producen, aunque sin llegar a las cifras de antaño. Así, en 2004 se registraron 240 denuncias, que pasaron a ser 222 en 2005. A partir de ahí llegaron descensos más notables como las 33 denuncias presentadas de enero a mayo de 2006, que luego aumentarían en 2007 a 82, en el mismo periodo de tiempo. La única víctima mortal por esta causa se registró en 2003, cuando una mujer, vecina de Juan Carlos I, murió acuchillada por su ex pareja, un antiguo guardia civil.
Las víctimas de violencia de género en la ciudad pasan a formar parte de un ‘archivo’ de control y protección por parte de la Policía Nacional. La Unidad de Prevención, Asistencia y Protección del Cuerpo (UPAP) se encarga de atenderlas, estando integrada por ocho funcionarios.
Las principales líneas de trabajo de este programa operativo son la prevención de la comisión o repetición de los delitos de violencia de género contra la mujer; la asistencia, como policía de enlace con otras instituciones asesorando a la mujer maltratada, con información clara y actualizada; y protección “material, ya que el funcionario acompaña a la mujer en casos necesarios, acudiendo con ella al juzgado o en cuantas ocasiones crean necesario”.
La diferencia entre esta unidad y el servicio de asistencia a la familia es que ésta última trabaja a instancias de una denuncia efectuada en comisarÍa o bien tras la comisión del delito y la detención del autor, mientras que la primera, la UPAP entra en acción tras la intervención judicial y con una sentencia en firme condenatoria. “Una vez el juez dicta una sentencia que incluye una orden de alejamiento, de x meses de duración, se deriva a la víctima de los malos tratos a nuestra unidad. Y dependiendo de la evaluación del riesgo, tomamos las medidas oportunas”. Todo este sistema termina bloqueándose en el momento en que se sucede la retirada de la denuncia.
Según un estudio realizado en 1998 por el Centro Asesor de la Mujer, 1 de cada 10 mujeres (el 10,3% de la población) había recibido algún tipo de agresión o maltrato y casi un 14 % de las víctimas tenían entre 30-40 años. De ellas, los índices más altos se podían apreciar entre las que habían roto lazos familiares.
Los datos
Denuncias
En cuanto a su número se mantiene el alto número de casos denunciados en la Oficina.
Se ha pasado del agresor físico a otro que ejerce una violencia psicológica contra la mujer.
Es la unidad policial que se encarga de atender a las víctimas de la violencia de género.
En la mayoría de los casos que llegan al juzgado, no se produce sentencia condenatoria.
El tipo de agresión que se produce es reflejo de la situación socioeducativa registrada
Ceuta sigue apareciendo en los principales puestos en cuanto a número de denuncias por malos tratos.
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