30 de enero de 2009

Las mujeres ocupan sólo el 32% de altos cargos

La ley de Igualdad, aprobada por el Parlamento vasco en febrero de 2005, establece que "en el Gobierno ambos sexos estarán representados al menos en un 40%". El tripartito ha acatado ese principio al distribuir las consejerías, pero en el conjunto de sus altos cargos (incluyendo viceconsejerías, direcciones generales y secretarías generales) se queda por debajo de esa cuota: sólo un 32% son mujeres. Los datos, de noviembre de 2008, corresponden a un estudio de Emakunde presentado ayer en Bilbao.

El informe, realizado por un equipo de la UPV, analiza la incidencia que ha tenido dicha ley en la Administración pública y la política, así como la situación en órganos económicos y sociales que no están regulados por esa norma.

Donde más ha influido ha sido en la Cámara vasca, que ha pasado de una presencia femenina de apenas el 7% en 1980 a una clara mayoría de mujeres (el 57%) en la legislatura que acaba de concluir.
Los datos relativos a los ayuntamientos y la representación vasca en el Congreso distan mucho de ser paritarios, pero aumentarán a medida que se aplique la ley de Igualdad española, de 2007.

La directora de Emakunde, Izaskun Moyua, lamentó que los partidos apenas coloquen a mujeres en cabeza de sus listas. El PSE es el único partido cuya ejecutiva cuenta con más de un 40% de mujeres. Todas las patronales, las tres cámaras de comercio, las principales entidades financieras y las empresas vascas que cotizan en el Ibex 35 están presididas por hombres.

Vistas estas cifras, Moyua sentenció que "donde no hay acciones positivas, las cosas apenas cambian" y abogó por extenderlas al ámbito económico. Señaló que las cargas familiares y el mito de que no trabajan al mismo ritmo obstaculizan la promoción de las mujeres. Para refutarlo, puso como ejemplo la Administración judicial, con mayoría femenina incluso en la judicatura. "Cuando los procesos de selección se basan sólo en los méritos, entran muchas", indicó.

Matizó que lograr la presencia de mujeres en ámbitos de poder supone sólo el primer paso. El más importante es que la clase política incorpore la perspectiva de género para atender las necesidades de mujeres y hombres, concluyó.

JUNE FERNÁNDEZ
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