4 de diciembre de 2008

Una de cada cinco maltratadas riojanas retira la denuncia durante el proceso judicial

De los 207 casos que se juzgaron por violencia doméstica en la comunidad el pasado año, el 82% acabó con una condena

Una de cada cinco mujeres riojanas retira su denuncia antes de que el proceso llegue a más, según los datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género referidos al primer trimestre del 2008 y que confirman los del pasado año. De esta forma, La Rioja se convierte en la segunda comunidad española, sólo detrás de Navarra, en la que más mujeres prefirieron parar por voluntad propia los resortes de la Justicia y así evitar una posible condena contra su agresor.

En total, de las 181 denuncias recibidas desde enero hasta abril de este año en la comunidad, 35 mujeres han renunciado a seguir con la denuncia. Un porcentaje casi idéntico se extrae de las cifras del 2007, cuando de los 749 casos abiertos, 150 concluyeron con una renuncia al proceso judicial. Las mujeres inmigrantes son ligeramente más proclives a cerrar las denuncias 'en falso', sin llevar el proceso adelante.

Mientras, la reacción de las maltratadas en el resto de España es diametralmente opuesta a la de La Rioja. Sólo el 10% de las denuncias por violencia machista acabó en nada por la renuncia de los querellantes, según los datos del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género.
Resulta significativo que la gran mayoría de las denuncias que no son retiradas antes de llegar a los juzgados acaben con sentencias condenatorias. Así lo demuestra el informe de la Fiscalía de La Rioja, que contabilizó 207 juicios a lo largo del 2007, de los que 171 (el 82%) acabó con una condena.

Dos tercios esperan
Uno de los actuales objetivos de la Justicia es que las mujeres maltratadas denuncien al recibir la primera agresión y así atajarlas desde el momento inicial. Pero, por ahora, todavía no se ha conseguido.

En La Rioja, los datos de la Fiscalía señalan que sólo un 38% denuncian después de la primera agresión, mientras que el resto denuncia después de sufrir varios episodios de agresión y violencia familiar.

El Observatorio de la Violencia de Género de La Rioja se reunió ayer en Logroño para analizar los datos recopilados durante el 2007. Por ejemplo, durante el pasado año se atendieron 1.718 consultas telefónicas en el número de atención a la mujer (900 711 010), mientras que el teléfono municipal de ayuda a la mujer maltratada (900 101 555) fue utilizado por 423 usuarias, la mitad de ellas menores de 34 años.

En cuanto a citas personales, por el Centro Asesor de la Mujer, ubicado en Vara de Rey, pasaron 156 féminas el pasado año, la mayoría (120 casos) por malos tratos.

Para los casos necesitados de cambio de domicilio y protección, La Rioja cuenta con un piso de emergencia destinado. En el 2007, 70 mujeres debieron utilizar este servicio (dos de cada tres provenientes de ámbitos urbanos) y 74 niños acabaron, junto a sus madres, en estos domicilios temporales destinados a la salvaguarda y reinserción social de las mujeres agredidas. La mayoría de las usuarias de este servicio (el 77%) eran extranjeras y un tercio de éstas se encontraban en situación irregular en España.

Por último, también se recordó en la reunión que 25 mujeres cuentan en La Rioja con móviles GPS, mientras otras dos poseen una pulsera para evitar el acercamiento de sus agresores.

V. SOTO
www.larioja.com

Reunión de agentes sociales en Consuegra contra el maltrato

La abogada Elvira Mateos y la psicóloga Cristina Garoz, del Centro de la Mujer de Consuegra, han ofrecido una charla sobre la violencia machista, con el fin de formar a los agentes sociales, como detectar casos de malos tratos. Miembros de la Corporación Municipal, representantes de las asociaciones, agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local y responsables del Centro de Salud asistieron a esta charla, denominada «La violencia machista también es tu problema».

Ambas conferenciantes dieron a conocer la cruda realidad de que «en Consuegra existen actualmente 16 órdenes de protección en vigor y otras personas afectadas aún no se han decidido a presentar denuncias. Una cifra similar -comentaban- a la de otros pueblos, lo que indica que no es un problema lejano, debiéndose, por tanto, romper con los mitos de la violencia de género».

Tras exponer la parte más técnica y jurídica del tema, se informó de cómo funciona el protocolo de actuación en Consuegra «para detectar casos de violencia machista y actuar de forma coordinada, evitando que la mujer tenga que peregrinr de un lado para otro en busca de soluciones».

Encuesta reveladora
Sobre este asunto, «más del 60 por ciento de los chavales piensan que los celos deben estar presentes en una relación para saber que tu pareja te quiere», según una encuesta realizada por el Centro de la Mujer de Consuegra entre alumnos del IES «Consaburum».

JULIO GARCÍA ORTIZ
www.abc.es

"¿Qué tenemos que hacer las mujeres maltratadas, ponernos de rodillas?"

Tenía mal beber y una conducta extremadamente violenta. A Maximino Couto Durán se le acumulaban las denuncias por agresión. No en vano, se encontraba preso por un episodio violento con su familia. Sin embargo, la Policía no pudo hacer nada para impedir que el pasado fin de semana asesinara a su novia y apuñalara a dos vecinos de su ex pareja.

El día que ocurrieron los hechos estaba en la calle disfrutando de un permiso. Ahora vuelve a estar preso, pero su ex mujer sigue teniendo miedo. Tras veintidós años maltratada, huyendo y viviendo siempre con el terror en el cuerpo, Herminia Couto se queja a los políticos: "esto no puede ser. Nos están matando como moscas y parece ser que no le importamos a nadie. Nosotras y nuestros hijos tenemos derecho a vivir y a salir. Esto no puede ser".

En la misma línea se manifiesta su hijo Manuel: "Le pediría a los jueces que vivieran en casa del que pasa el miedo que pasamos nosotros. Un juez que le da el permiso y dice que no pasa nada ojalá se pudiera meter en la piel de un niño de cinco años que ve cómo le están pegando a sus hermanos".

Un miedo perenne
El tiempo que Maximino estuvo bajo la orden de separación, el miedo no desapareció de la vida de su ex mujer. Todos los días cuando volvía a casa miraba a ver si encontraba algo raro, algo distinto. Estaba permanentemente alerta.

En una ocasión, la Policía se presentó en su casa. Le dijeron: "no te asustes, pero parece que se ha activado la pulsera. Tranquila que estamos contigo y hay dos patrullas por ahí buscándole".
Así ha sido su vida durante todos estos años. Ahora se confiesa llena de rabia porque cree que esto se podría haber envitado: "A esta gente les pregunto, a los jueces, a los políticos, a los de la cárcel, ¿que es lo que tenemos que hacer, ponernos de rodillas? ¿pedirle por todos los santos y por Dios y por nuestros hijos?".

Una infancia atroz
Aurora Couto, la hija de Maximino, ha relatado a Rojo y Negro cómo fue su infancia en un hogar en el que imperaba la violencia: "Un día a mi madre le metió la cabeza en un lavadero para golpearla con una piedra, también recuerdo cómo intentaba estrangularla, yo era una niña pero intentaba defenderla" a nosotros también nos daba palizas".

Los cuatro hijos de Herminia Buceta le pedían a su madre que se separara de ese hombre, pero ella dudaba. No sabía cómo iba a ganarse la vida con cuatro hijos a cuestas sin tener trabajo. Eran unos tiempos, ha explicado a Nacho Abad, en que "la ley no era como ahora". Además, su hija Aurora recuerda cómo todos los vecinos estaban contra ellos: "con la gente era muy servicial. Los tendría engañados. Pero en casa era malísimo. El vecindario le apoyaba a él y entonces nosotros estábamos solos".

Los vecinos, de parte de él
"Ahora algunos seguro que siguen sin creerme", se queja Herminia. O incluso peor: "piensan que la culpa la tenemos nosotros. Bien seguro que hay gente que dice que fue porque nosotros lo provocamos. O que yo era la que le pegaba a él, que él era una persona buena".

Pero Maximino, incluso preso, enviaba cartas o se encargaba a la gente que les comunicara que iría a por ellos, ha revelado Aurora: "Dijo que en Navidades nos iba a quemar en la casa de la aldea. Teníamos tan seguro que cuando saliera iba a venir a por uno de nosotros...Y venía con cuchillos. Venía armado. Bebía, lo que pasa es que decían que también estaba de tratamiento psicológico por depresión. Dicen que la mezcla con medicamentos les puede hacer actuar así, pero es mentira, porque antes no tenía depresión y hacía lo mismo. Era violento por naturaleza ya sobrio".

Repudiado por sus hijos
Tras el trágico desenlace de esta historia, su hija se pregunta cómo ha podido querer a alguien así: "sientes que es tu padre, pero te haces mayor, sufres y ahora ya no siento nada, no lo quiero ver delante".

Más radical se muestra su hijo, Manuel: "me gustaría que lo metieran en un agujero y lo dejaran ahí, que no le echaran ni de comer".

www.telecinco.es

Los casos de violencia machista crecen un 10% al año en Gipuzkoa


la ertzaintza advierte de que, al igual que las denuncias, las agresiones "van a más"
El subjefe de la comisaría de Errenteria indica que el maltrato no detectado puede ascender a un "60% ó 70%
La Comunidad Autónoma Vasca (CAV) registra más de 4.000 denuncias al año por violencia de género. Cinco mujeres solicitan cada día órdenes de protección por miedo a sufrir agresiones de sus parejas en Euskadi, donde este año ya se han contabilizado dos muertes de maltratadas a manos de sus compañeros sentimentales. Los datos son alarmantes y, según el Departamento vasco de Interior, "la tendencia va al alza, van a más". Así lo aseguró ayer Xabier (prefiere no facilitar el apellido), subjefe de la comisaría de la Ertzaintza en Errenteria y responsable de violencia de género de la comarca de Oarsoaldea, quien aseguró: "anualmente asciende un 10% el número de casos de violencia machista en Gipuzkoa".
Todo esto, insistió, sin contar con el maltrato que no se detecta pero que existe, "que es latente y que no se atreven a contabilizarlo pero que puede ascender a un 60% ó 70%", indicó en unas jornadas celebradas en Donostia y organizadas por Babestuz.
Este ertzaina explicó el procedimiento que desarrollan los agentes cuando se produce una agresión de estas características. Tres grupos diferentes de cada comisaría de la Policía Autonómica son los encargados de atender a la mujer en los casos de urgencia. "Hasta el lugar de los hechos se acerca una patrulla de seguridad ciudadana, que otorga una asistencia integral a la víctima, es decir, se le asiste e informa sobre los servicios sociales a los que puede recurrir o la posibilidad que tiene de poner una denuncia", informó Xabier.
Después de este procedimiento, un grupo de investigación incoa las diligencias y tramita la denuncia, así como la orden de protección a la víctima antes de 24 horas. "Luego queda el seguimiento. A la mujer se le da un número para ponerse en contacto con una ertzaina, una relación que puede prolongarse semanas, meses o años, según el caso", indicó el miembro de la Policía Autonómica. De esta manera, se crea entra ambas un clima de confianza y de privacidad.
Para conocer el estado en que se encuentra la maltratada, la Er-tzaintza realiza una serie de test con el objetivo de valorar el riesgo que tiene la víctima de sufrir otra agresión. "Se pregunta desde si el detenido es toxicómano, hasta en qué situación económica se encuentra ella", añadió Xabier, al tiempo que explicó que luego se concluye si el peligro es básico, alto o especial.
riesgos
En el primero de los casos, se realiza un seguimiento de la mujer, mientras que en el segundo y en el tercero se le facilita un número de teléfono que, pulsando una tecla, le pone en comunicación con la comisaría más cercana. Asimismo, en las situaciones extremas se recurre a un escolta personal para la víctima de violencia machista (17 mujeres llevan protección en estos momentos en la CAV).
"La tecnología GPS y las pulseras electrónicas han dado muchos problemas en Gipuzkoa, dada la orografía del territorio y la existencia de un gran número de inhibidores de frecuencia", señaló. Asimismo, según explicó, la Ertzaintza también efectúa una vigilancia preventiva en los alrededores de la casa de la mujer, cerca de su trabajo y en eventos como bodas o comuniones, de los que pueda tener información el agresor.
Cuando los agentes se trasladan hasta el lugar de los hechos, se encuentran a la agredida "aturdida y en estado de shock ". "Si el hombre sigue en la casa suele tranquilizarse cuando nos ve, aunque algunos se ponen más agresivos", afirmó.
A pesar de que los datos son alarmantes, Xabier aseguró que, "por suerte, las mujeres están más concienciadas y denuncian más". Además, los agentes actúan "ante la mínima sospecha de maltrato y, como es un delito público, podemos actuar de oficio e incoar un atestado para poner fin al ciclo de violencia".