Esta Oficina presta una función asistencial de carácter general en relación al delito sufrido. La finalidad primordial de este servicio no es otra sino paliar los efectos que este delito ha producido en la víctima, orientándola con el objeto de restaurar la situación en que se encontraba antes de sufrir este acto delictivo.
Desde la Oficina también actúan como mediadores entre el aparato judicial y el entramado social como forma de acercar al ciudadano al conocimiento de las funciones que tienen atribuidas para delimitar el modo más adecuado de proceder en relación con la situación en la que se encuentra.
Personal
Desde su nacimiento hasta hoy la Oficina de Atención a Víctimas de Delitos Violentos y contra la Libertad Sexual de Albacete poco ha poco se ha ido consolidándose. El paulatino conocimiento de este servicio, según señaló Hinarejos, ha propiciado que cada vez sea mayor el número de usuarios atendidos.
En 2008, según los datos extraídos de la Memoria Judicial del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, en las instalaciones albaceteñas se atendieron un total de 249 nuevos casos.
Pero, ¿cuál es el proceso que se sigue? Existen dos vías de entrada a estas oficinas. Así las víctimas de un delito violento o contra la libertad sexual pueden acercarse a la misma por voluntad propia o porque hayan sido derivadas por parte de otros servicios judiciales. Por otra parte, el propio personal de estas oficinas también se dirige a aquellas personas que son beneficiarias de una orden de protección para ofrecer sus labores de asesoramiento y apoyo a las víctimas, si éstas lo consideran necesario.
Montealegre es la responsable de la acogida de los usuarios. En esta primera fase «se intenta entender qué quieren, qué necesitan, y asesorarles o derivarles a otros servicios si es necesario», apunta la agente procesal quien insiste en que en la Oficina no hacen «de asesoría jurídica». Eso sí siempre intentan resolver las dudas que les pueda formular la víctima.
En la fase de intervención se trabaja en varios ámbitos. Por una parte en el área socio-asistencial derivando al usuario de la Oficina a algún otro organismo tales, por ejemplo, como los centros de la mujer, así como dando información sobre las ayudas a las que puede adoptar la víctima.
En esta fase también se produce el apoyo psicológico si la persona lo precisa. Mujeres víctimas de violencia doméstica, o menores son en muchos casos los que más necesitan este tipo de intervención. «Las víctimas de una agresión sexual suelen llegar con estrés post traumático, con crisis de ansiedad...», relata la psicóloga de la Oficina de Atención a las Víctimas. Problemas estos que si no son tratados pueden acabar cronificándose, según apunta Hinarejos.
Aproximadamente un 80% de las personas que reciben atención psicológica en esta Oficina han sufrido un delito de violencia doméstica. No obstante, en el cómputo global de los usuarios que pasan por esta Oficina hay de todo. «Tenemos víctimas de violencia doméstica, mujeres, menores, ancianos... hay de todo», detalla Montealegre.
En lo que va de año las estadísticas de la Oficina señalan que ya cuentan con más de un centenar de expedientes abiertos lo que da una clara idea del volumen de trabajo que soportan.
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