5 de junio de 2009

La asistencia en el San Agustín a mujeres agredidas triplica a la de los consultorios

La mayoría de los partes de víctimas de violencia que emiten los médicos del área sanitaria avilesina corresponde a personas de entre 20 y 39 años

La asistencia en el San Agustín a mujeres agredidas triplica a la de los consultorios, según los datos extraídos del último informe de atención sanitaria en violencia contra las mujeres del Principado de Asturias (Vimpa) que corresponden a 2007. Los especialistas atendieron entonces a 68 víctimas de malos tratos mientras que los médicos de familia emitieron 27 partes. Al contrario que en otras áreas sanitarias, excepto en la de Oviedo, las avilesinas que sufren agresiones confían más en los médicos del servicio de urgencias que en los de cabecera.

El perfil de las víctimas de violencia de género es el de mujeres jóvenes, mayoritariamente entre 20 y 39 años. «La diferencia con otras franjas de edad podría explicarse porque, una vez reconocida la situación de violencia, la actuación de las jóvenes sea más rápida tanto porque éstas tengan más accesibilidad a los recursos disponibles como porque el personal sanitario reconozca con mayor facilidad estas situaciones en la juventud que en las mujeres de mayor edad», explican los autores del registro regional de violencia de género en la memoria del pasado año.

La franja de edad entre veinte y treinta y nueve años es también la que registra los porcentajes más altos de derivaciones a distintos dispositivos de atención contra la violencia de género. La mayoría de las mujeres agredidas son remitidas al centro asesor de la mujer, el área de trabajo social y la Policía. Precisamente para mejorar la atención integral a las víctimas de malos tratos el Principado firmó en 2007 un protocolo con los máximos responsables del Tribunal Superior de Justicia (TSJA), la fiscalía, la Federación Asturiana de Concejos y los colegios de abogados.

Los autores de las agresiones que sufren las mujeres que acuden al Hospital San Agustín son, según el registro Vimpa, personas que mantienen una relación afectiva con las víctimas. Están en primer lugar las parejas sentimentales seguido de los maridos, ex parejas, novios, ex maridos, conocidos (persona del entorno de la víctima, no familiar), hijos y hermanos. De las 583 mujeres que demandaron asistencia médica por malos tratos en Asturias, sólo el 15 por ciento carecía de vínculos sentimentales con el agresor. Las cifras se pueden extrapolar al área sanitaria avilesina.

En cuanto al tipo de maltrato, la mayoría de las mujeres sufren agresiones físicas. También psíquicas y sexuales. El tiempo de demora en demanda de atención -período transcurrido entre el momento de la agresión y el de la atención- es muy corto, siempre inferior a un día. Una vez que reciben atención sanitaria, las mujeres presentan mayoritariamente contusiones, trastornos mentales, lesiones superficiales, esguinces, heridas, fracturas y lesiones intracraneales, excepto fracturas del cráneo. Se dan también situaciones especiales de riesgo para las mujeres relacionadas principalmente con embarazos. «A pesar de que este porcentaje es pequeño alerta sobre la mayor vulnerabilidad que tienen las mujeres que se encuentran en este estado», sentencian los autores del registro Vimpa, que inciden también en que la reiteración de agresiones que generan partes médicos «constituye una situación de mayor riesgo para la mujer, sobre todo en los casos en que el maltratador es su pareja sentimental».

Partes médicos
Los médicos del área sanitaria avilesina -Avilés, Castrillón, Corvera, Gozón, Pravia, Cudillero, Soto, Muros e Illas- tramitaron 95 partes sanitarios de víctimas de violencia de género, de los cuales, 68 corresponden al Hospital y 27 a primaria.

Perfil
Las mayoría de las mujeres que acuden al médico tras una agresión tienen entre 20 y 39 años y lo hacen inmediatamente después de sufrir los malos tratos.

Agresor
De acuerdo a los datos extraídos del registro Vimpa de la Consejería de Salud, los agresores mantienen en el 80% de los casos una relación afectiva con las víctimas.

Lesiones
Las mujeres sufren contusiones, lesiones superficiales, esguinces, heridas y fracturas

Myriam MANCISIDOR

www.lne.es

«El maltratador no es un enfermo mental»

Los psicólogos analizan las claves de la violencia doméstica en el Congreso de Neuropsiquiatría

¿Cómo es posible que los hogares, se conviertan en un infierno para mujeres, niños, ancianos..., víctimas de una violencia irracional? ¿Qué se cuece en la cabeza de un maltratador para humillar, vejar, golpear y, en el más extremo de los casos, matar a los miembros de su familia?

Curiosamente, a esta última pregunta, los psiquiatras tienen una respuesta común: «El maltratador no es un enfermo mental», aclaraba ayer José Luis Fernández Sastre, uno de los más de 200 ponentes participantes en las mesas de debate, talleres y simposios que hasta mañana se celebran en la capital dentro del Congreso de la Asociación de Neuropsiquiatría.

En esta edición, el encuentro profesional ha dedicado especial atención al análisis de la violencia, entre ellas la ejercida en el hogar, desde un punto de vista psicológico y sanitario.
Y es que, como reivindicaron ayer los propios ponentes, la violencia de género, además de un asunto que abordar desde el punto de vista policial y de seguridad, también «es un problema de salud pública, reconocida por la OMS» en el que la psiquiatría cumple el papel fundamental, recordaba ayer Tiburcio Angosto Saura en la presentación del simposio Salud Mental y Violencia Doméstica. Un foro en el que se abordó el problema «tanto desde el punto de vista de la detección precoz como de las repercusiones clínicas del maltrato» en el hogar. No sólo los ejercidos contra la mujer, sino también en otros «grupos más vulnerables», como los niños y los ancianos». Estos últimos, dos colectivos de riesgo que no han sido reconocidos como posibles víctimas hasta época relativamente reciente, «no más de 20 años».

«No existe un perfil de violencia, ni de mujer maltratada, ni de maltratador» explicaba ayer Águeda Rojo Pantoja, psicóloga terapeuta de familia, que reconocía que se hallaban «ante un fenómeno complejo, que depende de factores tanto culturales, como sociales y personales», que exige «conocer los mecanismos que actúan en el proceso del agresor y en la víctima, para ayudarnos a conocerlos mejor». En este sentido, Rojo desvinculó el maltrato familiar de un posible exclusivamente psicológico. «No son enfermos mentales», insistió Rojo, al igual que otros ponentes. Y de hecho, quiso rompía algunos «mitos», como el que dibuja al maltratador «como un ser de naturaleza violenta, inestables o psicópatas» y a la víctima como «una mujer masoquista». En cambio, recordó que «cualquier persona puede convertirse en un maltratador y cualquier mujer, ser una víctima».