La directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, Ángela Sanroma, recordó hoy en Guadalajara la responsabilidad adquirida por el Gobierno regional en la lucha contra los malos tratos.

Este compromiso se plasma en un amplio conjunto de recursos existentes en nuestra comunidad autónoma para atender a las mujeres víctimas y a sus menores, así como para incidir en la prevención y sensibilización social.

Sanroma hizo estas declaraciones durante la firma de un convenio con la Caja de Guadalajara para la realización del Proyecto de intervención psicológica para menores víctimas de la violencia de género en la provincia de Guadalajara por valor de 116.000 euros.

Sanroma valoró la colaboración de las instituciones en la lucha por la erradicación de la violencia de género. “El Gobierno regional sabe que tiene la responsabilidad”, señaló, “pero sabemos que erradicar la violencia es un tema que compete a toda a sociedad, y encontrar instituciones como Caja de Guadalajara es un orgullo para Castilla-La Mancha y en concreto para Guadalajara”.

Durante el encuentro, la directora estuvo acompañada por el delegado provincial de la Junta, Luis Santiago Tierraseca; el presidente de Caja de Guadalajara, José Luis Ros; y el director general de la entidad, Alejandro García, así como María Jesús Moya, secretaria de la Asociación ‘Mujeres por las Mujeres’, de Azuqueca de Henares, que va a gestionar el desarrollo del proyecto.

La titular del Instituto de la Mujer hizo referencia al efecto de la violencia de género, que no afecta sólo a las mujeres, “sino que repercute en sus familias, en su entorno y en la sociedad en su conjunto”, aseveró.

De este modo, explicó la importancia de contar con este nuevo proyecto que aplicará una intervención específica sobre las consecuencias que conlleva para los y las menores la exposición a una situación altamente traumática y desestabilizadora.

El proyecto, que contará con personal especializado en psicología infantil, atenderá a los niños y las niñas residentes o ex residentes en las Casas de Acogida y menores derivados desde los Centros de la Mujer de la provincia de Guadalajara.

En torno al 82 por ciento de las mujeres que ingresan en las Casas de Acogida y en los Centros de Urgencia y el 66 por ciento de las que lo hacen en las Casas de Acogida para mujeres jóvenes, tienen descendencia.

En 2007, estos recursos de acogimiento atendieron a 451 mujeres y 499 menores. Desde la entrada en vigor de la Ley regional contra los malos tratos, se ha ofrecido refugio y apoyo desde estos espacios a 4.685 mujeres y 5.535 menores.

Asimismo, la directora añadió que el Gobierno regional desarrolla además otros programas para la atención especializada a niños y niñas víctimas de la violencia ejercida hacia ellos y ellas y hacia sus madres, como es el Servicio de atención a mujeres víctimas de malos tratos e hijas/os testigas/os de los mismos o los programas de asistencia jurídica gratuita para el impago de pensiones alimenticias o el incumplimiento de visitas.

Además, mencionó otros programas implantados en Castilla-La Mancha como el Programa de mediación familiar, los puntos de encuentro, la línea de atención a la infancia o el asesoramiento facilitado por los 83 Centros de la Mujer existentes en la región.

Sanroma insistió en la importancia de la prevención de la violencia machista y aludió al mecanismo de perpetuación de la violencia de género que se produce a través del aprendizaje de los roles de agresor y víctima que hacen los hijos y las hijas.

En este sentido, comentó que en el análisis de los antecedentes familiares de malos tratos en los casos atendidos en los recursos de acogida se observa que los más altos porcentajes apuntan a la existencia de un padre maltratador y de una madre maltratada en la familia de origen de las mujeres atendidas.

El nuevo proyecto de intervención para menores víctimas de la violencia de género de la provincia de Guadalajara pretende dar respuesta a efectos observados en los niños y niñas que viven esta situación tales como problemas de socialización e integración en la escuela, síntomas de estrés postraumático, presencia de sintomatología depresiva, alteraciones del desarrollo afectivo o la interiorización de roles de género erróneos.

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