14 de enero de 2009

La autoridad como excusa para el acoso sexual también existe en el Ejército

Aunque las luchas femeninas lograron que en septiembre se cumplieran 20 años del ingreso de la mujer en las Fuerzas Armadas y del constante esfuerzo que se hace para reclutarlas, hay una lucha pendiente de ser ganada: acabar con el acoso sexual en los Ejércitos.

Ayer comenzó el juicio contra el coronel de Infantería Francisco Bajo Ojeda, acusado de acosar sexualmente a tres oficiales bajo su mando en el 2004, cuando era jefe de la Plana Mayor del Regimiento Mixto de Infantería de Munguía (Vizcaya). El caso se conoció en mayo, cuando Bajo fue imputado por un juzgado togado militar como presunto autor de un delito de abuso de autoridad, mientras que los hechos tuvieron lugar entre agosto y diciembre del 2004, cuando el coronel habría acosado a dos tenientes y a una capitán, además de a la esposa de un suboficial.

Una de las denunciantes, la teniente médico del regimiento, dijo que fue sometida a una constante presión y acoso por parte de Bajo quien, según declaró, le dirigió insinuaciones sexuales e incluso intentó tocarle los muslos en el bar del acuartelamiento, lo que provocó su rechazo. Tras el hecho, el coronel cursó un parte negativo contra ella.

El acoso contra ella habría comenzado en el instante en el que se presentó a Bajo, que se le acercó al cuello preguntándole qué perfume usaba para «decírselo a mis mujeres». Según el auto de imputación, el coronel además miraba insistentemente a las denunciantes, intentó practicarles tocamientos y pronunciaba con frecuencia frases obscenas como: «Tu acento me pone», «¿los fines de semana te vas a Canarias para follar?», e incluso le habría preguntado a una de ellas si «se había bañado con las tetas fuera en playas nudistas», o si su novio y ella «se la pasaban como conejos».

El coronel, que ya había sido condenado en el 2002 por agredir a un subordinado del mismo regimiento, negó ayer los hechos e incluso afirmó que «para un militar, la esposa o la novia son sagradas». Además, admitió que pudo dirigirse a las militares en alguna ocasión llamándoles «corazón», un hábito que afirma practicar tanto con las mujeres como con los hombres del acuartelamiento, por lo que, dijo, es conocido como don corazón.

Más de cien denuncias
Al coronel Bajo lo ascendieron después de la denuncia, pero Carme Chacón lo relevó de sus funciones en junio, después de que ya en su primera rueda de prensa como ministra hubiera dicho que «comportamientos de este tipo no caben en las Fuerzas Armadas».

Irónicamente, Defensa tiene contabilizadas 59 denuncias de mujeres militares por este motivo, según indicó en una respuesta parlamentaria remitida en diciembre a la diputada socialista María del Carmen Sánchez Díaz. Además, en el documento el ministerio reconoce haber recibido otras 60 denuncias por acoso psicológico.

Ivannia Salazar
www.lavozdegalicia.es

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