8 de mayo de 2009

Las víctimas de la violencia siguen vivas en las voces de sus familias

Las voces de las víctimas de la violencia en Guatemala se hacen escuchar hoy en las palabras de sus familias, hombres y mujeres, padres, madres e hijos, que tras sufrir el impacto de su pérdida han convertido sus vidas en una incesante búsqueda de Justicia.

Una violencia que es el objeto de una reunión organizado por la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género de España, que se desarrollará en Guatemala hasta el próximo martes y cuyo objetivo es reclamar la atención internacional sobre los asesinatos de mujeres que se comenten con total impunidad.

Paola, Jorge y Rosa, son tres de las personas cuyas vidas quedaron truncadas el día que sus seres queridos desaparecieron de manera violenta, después de padecer todo tipo de vejaciones y torturas, y que todavía creen en que los muros de la impunidad se pueden derribar.

No juzgan ni critican a los que perdieron el valor en el camino de la lucha, a los que se dieron por vencidos, porque ellos aseguran que en cada una de sus historias encontraron la fuerza para intentar cambiar la situación que vive su país.

"Necesitamos justicia, paz, respirar y ser felices", asegura Jorge Velázquez, padre de Claudina Isabel.

Claudina, estudiante de Derecho de diecinueve años, salió de su casa en Ciudad de Guatemala camino de la universidad un trece de agosto de 2005.

Su cuerpo sin vida fue encontrado al día siguiente, después de haber sido violada y luego asesinada de un disparo en la cabeza.

Desde entonces su padre lucha porque se le haga justicia, aunque "al gobierno no le interesa que se sepa la verdad, y precisamente es él el que debe pagar esta tragedia", argumenta Jorge.

Los ojos se le empañan cuando habla de su hija, cuando la recuerda ya fallecida, "con una sonrisa en los labios, así se fue", dice.

Junto a él, Rosa Franco, la madre de María Isabel Véliz Franco, hallada muerta el 18 de diciembre de 2001 en la capital del país, asegura que no se irá de Guatemala, aunque en algún momento lo pensó.

Paola González tuvo más suerte y después de trece años consiguió recuperar a su madre, una mujer "fuerte, admirable y valiente", según la describe, que tuvo que salir de su país a causa del maltrato que sufría a manos de su marido, un hombre violento y alcohólico.

"Mi madre era comerciante y recuerdo que ella ganaba el dinero y mi padre se lo arrebataba para satisfacer el alcoholismo", relata en un documento escrito por ella misma que compartió con Efe.

Finalmente, la madre de Paola, enferma y sin recursos, tuvo que abandonar Guatemala ayudada por sus hermanos rumbo a Estados Unidos para evitar seguir siendo maltratada.

"Mis tíos contrataron unos 'coyotes' que la ayudaron a pasar la frontera, pero una vez en México fue encarcelada junto a otras indocumentadas", explicó su hija a Efe.

Con la ayuda de otra mujer, la madre de Paola consiguió llegar a Estados Unidos, donde, con mucho esfuerzo, trabajó y ahorró dinero con el único objetivo de recuperar a sus hijos.

"Mi hermano sufría un retraso mental por lo que mis tíos, con los que vivíamos, lo internaron en un orfanato, informando que era huérfano", señaló la joven.

Con la ayuda de una abogada, la mujer consiguió reunirse de nuevo con sus hijos e iniciar junto a ellos una nueva vida, aunque lejos de Guatemala.

"Para ella regresar a su país era muy doloroso al enfrentar el miedo de encontrarse con su pareja", explicó Paola.

En el camino a la reunificación familiar, su madre perdió la vista por el cansancio físico, "tenía que trabajar más de 19 horas diarias", pero todavía hoy conserva la fuerza y la energía que le acompañó toda la vida.

"Es una mujer admirable y valiente, porque se desempeña por si misma, se viste y arregla sola", señaló.

Paola regresó a Guatemala y ahora es madre y miembro activo de la Unión Nacional de Mujeres de Guatemala (UNMG), desde donde trabaja por erradicar la violencia que un día llevó a su madre a abandonar forzosamente el país.

"Quiero hacer un homenaje a mi madre y a las miles de mujeres migrantes guatemaltecas y del mundo que han traspasado fronteras para mejorar sus condiciones de vida, las de sus familias y pueblos. Esas mujeres son un ejemplo de lucha y resistencia", concluyó.


Alida Juliani

adn.es

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