31 de enero de 2010

Las denuncias por maltrato suben a 800 al año por el apoyo del entorno de la víctima

La Policía constata que familias y amigos animan cada vez más a las afectadas a desvelar la violencia que sufren

El entorno también ha gritado 'basta'. El coraje de las personas más cercanas a la víctima ha resultado «esencial» en el incremento de las denuncias por maltrato en la provincia de Alava. En total, a lo largo del año pasado, entre la Policía Local y la Ertzaintza abrieron 833 expedientes relacionados con la violencia familiar. Los datos suponen un incremento del 11% con respecto a 2008. En el conjunto de la comunidad autónoma, el crecimiento se quedó en el 3%.

«Muchas demandas llegan ya a través de terceros», desvelan en la Unidad de Violencia Familiar de la Policía Local de Vitoria. «Es común que la víctima acuda acompañada de un allegado o de una amiga para contarnos su difícil situación personal». Las diferentes campañas de sensibilización, coinciden fuentes de Aguirrelanda, se muestran cada vez más efectivas.
«Por supuesto que queda mucho por hacer, pero todo el mundo está cada vez más concienciado», certifican desde ambos cuerpos policiales. Antes, muchas personas miraban hacia otro lado al conocer algún caso de violencia de género. Ahora, cuando el entorno se percata de la terrible realidad, «suele aconsejar a la víctima que ya no puede seguir así». Muchas veces la denuncia se acelera además «pensando en el bien de los menores que hay de por medio».

Ayuda al agresor
Apoyo, comprensión y cobertura legal a la víctima. Para el verdugo, mano dura, pero también apoyo psicológico. «Intentamos que el maltratador sea consciente de que tiene un problema. Las entrevistas con estas personas -la gran mayoría, hombres- son vitales en cada caso», destaca un portavoz autorizado de la Unidad de Violencia Familiar de la Guardia Urbana.

«Antes, los 'trapos sucios' se lavaban en casa». A espaldas del resto del mundo. «Ahora, quizá pueda decirse que ya hay más parte del iceberg a la vista que bajo el mar», concretan en la comisaría de Aguirrelanda. Y es que el abanico legal desplegado por las instituciones es más amplio que nunca. Aun y todo, denunciar precisa de «un enorme valor» por parte de la agredida.

Su protección y el seguimiento de su caso, sostienen responsables de ambas policías, está «asegurado».


Un botón.
La Guardia Urbana computó a lo largo del pasado año más de mil llamadas telefónicas relacionadas con esta lacra social. «Hablamos de problemas serios que, a veces, carecen de una solución sencilla. De ahí que el día a día con la víctima resulte fundamental», resaltan los mismos medios.

En ambos cuerpos, agentes especializados asisten a las maltratasdas en los partes de lesiones, les acompañan al Palacio de Justicia -los magistrados son los encargados de dictaminar el desenlace de cada suceso- e intentan preservar su seguridad. «El seguimiento a la víctima resulta fundamental».

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