24 de julio de 2008

Cuando el asesino es papá

El 12% de los crímenes de violencia machista son presenciados por alguno de los hijos de la víctima

11.07.08 RAFAEL HERRERO


La mujer es la primera víctima de la violencia machista en el seno de la familia, pero no la única. Tras ella están los hijos, testigos inocentes de un drama que no entienden y que les marcará el resto de sus vidas. La situación límite llega cuando los menores son además testigos presenciales del crimen de la madre, una circunstancia que afectó al 12% de las sentencias dictadas por los tribunales del jurado en toda España durante 2006, según un estudio del Observatorio contra la Violencia Doméstica del Consejo General del Poder Judicial. El informe también pone de relieve otros datos interesantes, como que los asesinos machistas cumplen una media de 17 años de cárcel y pagan 151.500 euros de indemnización.

El domicilio común, bien el de la víctima o el del autor, suele ser mayoritariamente el escenario de la agresión que culmina con la muerte de la mujer. Ello sucedió así en un 79% de los casos analizados, frente a un 21% restante en los que los hechos violentos se desarrollaron fuera del mismo.

Sólo en un único caso de los examinados consta la existencia de más de una víctima mortal, aquel en el que el autor asesinó igualmente a su suegra. El estudio confirma también que los asesinatos machistas están protagonizados casi en su totalidad por varones y que en un único caso figura una mujer como agresora.

En relación a años precedentes, en 2006 habían disminuido las situaciones de convivencia, bien de matrimonio o como pareja de hecho, cuando ocurrió el asesinato. En concreto, la relación de convivencia se mantenía en un 58% de los casos, frente a un 42% de supuestos en que no se conservaba. Se habían incrementado en más de 16 puntos los casos en que los crímenes se ejecutaron después de haberse producido la ruptura de la pareja.

Separación y riesgo

Para el CGPJ, estos datos confirman la apreciación de que la advertencia o comunicación del deseo de separarse por parte de la mujer «constituye un específico factor de riesgo, en cuanto detonante de la reacción brutal del agresor». Además, ponen de manifiesto que es un modelo de relación 'desigualitario' establecido previamente entre agresor y víctima, más que los conflictos puntuales derivados de una situación de convivencia, «lo que deriva en el desenlace fatal».

Ésta es la segunda vez que se realiza en España un estudio de estas características, partiendo de las sentencias emitidas por los tribunales del jurado, competentes para el enjuiciamiento de asesinatos y homicidios consumados. El primero se centró en las sentencias dictadas entre 2001 y 2005.

En la gran mayoría de los casos estudiados no constan, prácticamente, denuncias previas a los hechos. Sólo se aprecia en cuatro, lo que supone un 12%. En otras seis sentencias constaba la existencia de agresiones o amenazas anteriores (18%) y sólo en dos constaba la adopción previa de una orden de protección u otras medidas cautelares. En otro caso más, existía una pena de alejamiento en vigor, impuesta en sentencia firme.

Los asesinos machistas, en función de las sentencias de 2006, tienen que cumplir una media que supera los 17 años de cárcel y pagar también una media de 151.000 euros de indemnización. En el 30% de los crímenes existía un vínculo matrimonial, mientras que en casi el 49% la relación afectiva era de convivencia de hecho o de noviazgo. Las sentencias de ese año rompen algunos mitos y creencias, toda vez que evidencian el escaso porcentaje de supuestos en que se aprecia que el autor del crimen actúa a consecuencia de una enfermedad o alteración mental o bajo los efectos del alcohol o de las drogas.

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