8 de marzo de 2009

Las mujeres exigen «más esfuerzos» para atajar la inseguridad en las calles de Bilbao

El Ayuntamiento ha gastado tresmillones en mejorar la iluminación y este año invertirá otros cinco

Dos caras de un problema: sus víctimas y quienes tienen en su mano la mayoría de las herramientas para corregirlo. El problema del que hablamos es que las mujeres no puedan transitar de noche por determinadas zonas de Bilbao por temor a ser atacadas y a quien éstas reclaman que ponga en marcha todos sus mecanismos para paliar esta realidad es al Ayuntamiento, responsable de cualquier intervención urbanística y de algunas otras menos tangibles, más sociales y educativas.

Hace más de un año, un informe del Departamento de Mujer del Instituto de Promoción de Estudios Sociales puso la lupa sobre más de una treintena de puntos negros escondidos por todos los barrios de la villa, peligrosos para las mujeres. Para dibujar este mapa, veinte asociaciones, tanto vecinales como feministas, peinaron la ciudad al anochecer y analizaron la iluminación de cada zona, la visibilidad, la señalización para, en caso de ser agredida, identificar rápidamente el lugar y la posibilidad de conseguir ayuda, entre otros.

Un año después, el Ayuntamiento ha intervenido en más de la mitad de los 32 puntos sobre los que advirtió el informe. Ha eliminado muros, ha renovado zonas degradadas y en la mayoría de los casos ha aumentado y mejorado la iluminación. Dedicó tres millones de euros en 2008 a este capítulo y a lo largo de este año gastará otros 5. De hecho, en la concejalía de Obras y Servicios declaran la labor de corregir lugares inseguros como una prioridad.

Sin embargo, las asociaciones feministas afirman que el trabajo realizado está aún muy lejos de ser suficiente. Defienden que la villa sigue plagada de puntos críticos -algo a lo que no ayuda la propia fisionomía de la ciudad-, dudan de que el Ayuntamiento haya interiorizado la cuestión a la hora de construir los nuevos ensanches, donde puede partir de cero y diseñar lugares seguros, y sobre todo, preguntan qué porcentaje del presupuesto municipal se destina a programas sociales y educativos que hagan calar entre sus vecinos una conciencia de igualdad y no violencia hacia las mujeres.
«El mapa de la ciudad prohibida pretendía promover el debate de por qué seguimos andando por ahí con miedo. Y esto no es sólo una cuestión urbanística. Que digan cuánto gastan en prevenir la violencia hacia las mujeres», cuestiona Maitena Monroy, representante del Movimiento Feminista de Bilbao. «No nos podemos quedar en lo sintomático, en saber que hay espacios limitados para nosotras. El problema es la violencia sexista y debemos exigir a las instituciones esfuerzos en educación y valores. Mientras que no cambiemos eso no eliminaremos la desigualdad», insiste.

Estructura compleja
Las asociaciones comparten que la estructura de la villa es compleja, pero no encuentran excusa «para casos como el de Miribilla, un barrio nuevo en cuya construcción no han tenido en cuenta en ningún momento la seguridad de las mujeres», censura Monroy. Este nuevo ensanche de la villa, que no aparecía en el mapa de enclaves peligrosos, está ahora en el punto de mira de las asociaciones y el Ayuntamiento ha tomado nota. Desde el área de Obras y Servicios reconocen que en el boulevar Jardines de Gernika «hay una especie de laberinto en el que ha habido más de un susto. Los vecinos nos lo advirtieron y lo vamos a modificar».

¿Y qué hay de aquellos 32 puntos que pusieron en la palestra hace un año? «Probablemente, han tomado medidas, pero son insuficientes», subraya Monroy. Proponen darse una vuelta «por Ollerías, un ejemplo de barrio peligrosos para las mujeres, o por el espacio de ocio de la discoteca Fever en Bolueta, y también por La Peña, por sus problemas de comunicación». A juicio del Movimiento Feminista, éstos son algunos de los lugares de más riesgo, «pero si le preguntas a una mujer de cualquier barrio de Bilbao seguro que te dice dos o tres sitios». A ellos, la asociación Clara Campoamor añade otros dos: «la campa de Basarrate junto a la salida del metro y las dos escaleras de Iturribide», señala su presidenta, Blanca Estrella Ruiz. «Llevamos años pidiendo medidas de seguridad: más cámaras disuasorias, más patrullas policiales preventivas, iluminación. ¡Nunca hemos obtenido respuesta!», dice. «Las mujeres tenemos derecho a divertirnos y a salir de noche. Hay que poner todas las medidas para garantizar nuestra integridad física. Y si lo que han hecho no es suficiente, tendrán que poner más. Es una asignatura pendiente que nunca se aprueba», concluye.

ESTIBALIZ SANTAMARÍA
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