11 de mayo de 2009

Los menores quedan marcados por la violencia machista

La magistrada De Peñafort se muestra preocupada por la infancia de los niños de las víctimas. Solicita en el cierre de unas jornadas de la Uned más especialización

La magistrada Raimunda de Peñafort dice que no es una persona de tacos, pero en mitad de un juicio se le escapó uno. Pidió disculpas, pero no lo pudo remediar. Todos los que estaban en la sala lo comprendieron. Estaba enjuiciando un caso de violencia sexista y no pudo reprimir sus sensaciones mientras escuchaba las declaraciones. Con este ejemplo quiso poner de relieve ayer en la clausura de las jornadas de la Uned sobre Derechos Humanos la dureza de los cuatro años en los que estuvo como titular del número uno de Violencia de Género de Madrid. "Sabía que era un destino duro, pero no tanto. La realidad superaba la ficción", indicó.

Actualmente ejerce en el juzgado de Instrucción número 54 de Madrid, pero aún es capaz de recordar vivamente los rostros de aquellos niños, parte de los daños colaterales de aquellos conflictos. "Eran asustadizos. Me preocupa su presente porque se les está robando la infancia". Explicó que ha recibido a hombres marcados para siempre por las agresiones entre sus padres. "Estamos produciendo en los niños miedos e inseguridades".

Por eso cree firmemente en una ley específica a la de la violencia común. Sostiene que en esa diferenciación España ha sido pionera en dar una respuesta para proteger, enjuiciar y erradicar la violencia. No obstante, avisó que sólo son los primeros pasos, quizás los más importantes. Recordó que cuando hace cinco años nacieron los primeros juzgados específicos para la lucha contra la violencia machista había voces escépticas. "Hemos pasado de 17 a más de 80. Hay miles de mujeres protegidas. No sabemos cuántas vidas se han salvado, pero si es una la ley ya merece la pena".

Pidió la especialización de los profesionales que intervienen en en el proceso y defendió la diferenciación de la violencia sexista con respecto a otras por sus particularidades. Dijo que era tan antigua como la propia humanidad y la calificó como un delito invisible porque no se ha querido ver. "No es privada, es transversal y se da en todas las capas sociales. No tiene que ver con la violencia a la que la sociedad está acostumbrada. Es una violencia exagerada y que durante siglos ha sido tolerada al relacionarse con la hombría. El código penal estaba preparado para la violencia de la calle".

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