11 de agosto de 2008

El trabajo ataca la salud mental

A pesar del dicho, el trabajo no siempre es salud y si los problemas físicos derivados de accidentes laborales o enfermedades profesionales hacen mella en los trabajadores, su salud psicológica también se resiente. Más de 700.000 andaluces sufren acoso, amenazas o violencia directa y presiones que afectan a su bienestar mental.

En España, casi uno de cada cuatro trabajadores (el 24,9% de los ocupados)están expuestos a estos riesgos psicosociales. En Andalucía, la proporción es ligeramente inferior, el 22%, pero el problema afecta ya a 715.400 personas, según la última estadística del módulo de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente a 2007.

Hay tres factores principales que alteran el bienestar mental de los trabajadores:
el acoso o intimidación, la violencia o amenaza de agresión y las presiones de tiempo o sobrecarga de trabajo. Este último es el más extendido, pues lo padecen 553.200 andaluces (el 17,18%) y es más común entre los hombres.

El acoso y la violencia, sin embargo, son más frecuentes entre las mujeres, aunque más minoritarios que las presiones de tiempo y sobrecarga de trabajo. Pero resulta llamativo que la incidencia de la violencia –efectiva o en forma de amenaza– duplica la del acoso y la intimidación (106.800 trabajadores víctimas de violencia y 55.300 acosados o intimidados).

El acoso laboral provoca alteraciones psicopatólogicas que pueden provocar síntomas físicos, desde trastornos del sueño, alteraciones del sistema nervioso en forma de palpitaciones, sudoración o sensación de ahogo, hasta síntomas psicosomáticos como vómitos, pesadillas, mareos, falta de apetito e incluso dolores musculares. No está regulado en el Código Penal, pero es denunciable, pues puede vulnerar artículos de la Constitución, el Estatuto de los Trabajadores y la Ley de Procedimiento Laboral y ya existe jurisprudencia al respecto.

Jurídicamente hay que demostrar tres elementos: que existe una finalidad o plan –explícito o implícito– contra el trabajador, que tal conducta se produce en el entorno laboral y que se ejerce una presión, entendida como ataque, que provoca daños psíquicos al trabajador.

enfermedad profesional. El año pasado se actualizó el catálogo de enfermedades profesionales, que permanecía inalterable desde 1978. Sin embargo, los efectos psíquicos y físicos derivados de los riesgos psicosociales no aparecen en este catálogo.

Los datos de la EPA hablan de enfermedades laborales, que incluyen desde problemas respiratorios, articulares o musculares hasta enfermedades infecciosas o cardíacas, pero también estrés, depresión y ansiedad.

Un 34% de los andaluces ocupados –1.096.700 personas– han padecido o padecen una enfermedad directamente provocada por el trabajo o agravada por éste. La incidencia se reparte de manera equitativa entre hombres y mujeres.

En todo el país, las enfermedades provocadas o empeoradas por el trabajo afectan a casi seis millones de ocupados. Las más comunes son las respiratorias o pulmonares (28,2%), seguidas de los problemas óseos, articulares y musculares (un 17,3% en las caderas, piernas o pies y un 17,2% en la espalda) y la fatiga ocular y cefaleas (13,9%). El estrés, la depresión o la ansiedad afectan al 0,9%, igual que los problemas auditivos y más que los de cuello, hombres, brazos y manos.

Laura Blanco
www.elcorreodeandalucia.es

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