12 de febrero de 2009

El 15% de las mujeres que denuncian violencia de género retira las acusaciones


La segunda muerte por violencia de género en lo que va de año, la de Cristina M.R. esta semana en Los Pajaritos, pone sobre la mesa un comportamiento de las víctimas que se repite en demasiados casos: la agredida después de denunciar las vejaciones se echa atrás y retira las denuncias que ha puesto contra el agresor e incluso, como en este caso, continúa con él la vida en común.

Los datos recabados por ABC demuestran que esta realidad afecta a un importante número de mujeres en Sevilla. El año pasado, hasta el mes de septiembre, el 15% de las denuncias por violencia doméstica no fueron ratificadas, o las afectadas no se presentaron. En los nueve primeros meses de 2009, últimos datos disponibles, se presentaron en los juzgados sevillanos un total de 4.096 denuncias, de las que 751 no prosperaron por los motivos antes indicados y, por tanto, en estos casos, no se pudieron dictar medidas para proteger a las afectadas.

Parecida fue la situación el año anterior, con un 14% de desestimientos por parte de las agredidas, no obstante en 2007 el número medio de denuncias presentadas al mes con 611 fue mayor que el año pasado con 455.

Pero la violencia de género es mucho más que cifras y en el suceso de Los Pajaritos además de una joven vida truncada, quedan dos hijos de 7 y 2 años huérfanos y una familia rota. Cristina M.R. había denunciado a su marido en dos ocasiones, según confirmó ayer el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y en los dos casos decidió perdonar al que el pasado martes fue su verdugo.

La primera vez fue el 8 de abril de 2005, cuando se dirigió a la comisaría de Policía para denunciar malos tratos en el ámbito familiar.
En esa primera ocasión se llegó incluso a celebrar el juicio que se vió en el Juzgado de lo Penal número 19 en enero de 2006 tras haber sido instruido en el número 17. Sin embargo todo se quedó ahí porque en la vista oral la joven de Los Pajaritos no ratificó su denuncia acogiéndose a su derecho de no declarar contra su esposo y, según el TSJA, en aquella ocasión sólo dijo que «en la actualidad viven juntos sin ningún problema». Tras esta declaración, el acusado y presunto homicida fue absuelto.

Pero la situación de la pareja parece que no mejoró, ya que la víctima volvió a denunciar a Pedro C.M. el pasado verano, el 22 de junio de 2008, «por amenazas de muerte, insultos y malos tratos de obras, hechos en los que no había testigos», según el tribunal con sede en Granada. En sólo tres días Cristina volvió a cambiar de opinión, ya que el 24 de junio acudió con asistencia letrada a la citada orden dada por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Sevilla, pero entonces el TSJA aseguró que «la víctima refirió que no quería declarar contra su marido», igual que la vez anterior.

Renunció al alejamiento
Además, el año pasado dijo ante el juez que renunciaba a la orden de protección solicitada el día anterior para continuar la vida en común con su marido. Esto motivó que el caso fuese sobreseído «por renuncia de la víctima».
Este caso ha sobrecogido a los responsables del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), desde donde se instó ayer al entorno de las mujeres maltratadas a «abrirles los ojos» para evitar estos crímenes. La coordinadora provincial del IAM en Sevilla, Angeles García, condenó en declaraciones a Europa Press «este tipo de atentados que siguen ocurriendo en pleno siglo XXI, siguen muriendo mujeres como Cristina» y destacó la importancia de la «implicación ciudadana».
«Si alguien de su entorno le hubiera abierto los ojos, siempre hay alguien que puede influir para ponerla en manos de profesionales que trabajaran con ella a nivel psicológico», lamentó García, quien insistió en que la víctima «no había pasado por ninguno de los dispositivos disponibles, ni los puntos de información a la mujer de los distritos ni nada».
En este sentido, apuntó que «con las leyes es muy complicado erradicar» esta lacra y consideró que «la sociedad entera tienen que concienciarse de que todos podemos hacer algo», ya que «salen hablando cuando ya no hay solución», pese a que «muchas personas alrededor de ella conocían la situación que estaba viviendo».

Miedo por los hijos
Asimismo, reiteró que las mujeres que sufren maltrato «no son conscientes del riesgo que están corriendo y dicen que no se separan por sus hijos, cuando éstos son los más afectados» y aseguró que «si no se denuncia es imposible poner en marcha los mecanismos de protección que existen».
Además, apuntó que «son miles las mujeres que pasan por los centros del IAM y se están salvando, se les está ayudando a salir de esa barbarie», ante lo que destacó el hecho de que «no ha habido ninguna muerte en Sevilla en 2008», y reiteró que de esta forma «muchas mujeres ven la luz sobre el nivel de peligrosidad en el que viven, se convierte en autómatas y hay que trabajar con ellas para que vuelvan a ser personas».

Por último, la responsable del IAM esperó que esta muerte «sirva para que muchas mujeres vean que estamos aquí para ayudarlas, que conozcan los recurso y se acerquen a ellos, porque no pueden hacer lo que ha hecho Cristina, vivir en silencio».
Por su parte, la consejera de Igualdad, Micaela Navarro, y el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, asistieron ayer a la celebración de un minuto de silencio ante el Ayuntamiento de Sevilla, en protesta por la muerte por violencia machista de Cristina M.R a manos de su marido.
La concentración, a la que acudieron varias decenas de personas, se realizó bajo una pancarta con la frase «Contra la violencia hacia las mujeres», y estaba presente prácticamente todos los miembros de la corporación municipal sevillana. Tanto el alcalde como la consejera de Igualdad condenaron este tipo de violencia que provocó el martes la muerte de esta mujer de 29 años.



A. ESTRELLA YÁÑEZ

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