2 de septiembre de 2008

Violencia en casa

La cantidad de denuncias de casos sobre violencia doméstica ha aumentado en Uruguay así como en toda América Latina. En Europa es considerado uno de los problemas sociales más graves.

La violencia doméstica es fundamentalmente un “atentado grave a los Derechos Humanos”, esto compromete seriamente el desarrollo y la vida de las víctimas, tanto a nivel físico como psíquico. Estas son en su inmensa mayoría mujeres y niños, dando lugar a posteriores problemas emocionales y de adaptación social.

Toda problemática de este tipo se anuda a fenómenos que generan con el tiempo sus consecuencias negativas. Las causas no son de un solo orden, de manera que La Violencia Doméstica no es resultado solamente de los vínculos desarrollados en el mundo íntimo de los involucrados, sino que tienen causas complejas, que se relacionan con las historias personales y a su vez con la cultura y los valores de la sociedad en la cual se desarrollan.

“No todas las personas con historia de maltrato serán maltratadoras, pero es uno de los factores que predisponen a ella, entre otros”. Gran parte de los menores que hoy en día terminan en correccionales por reiterados delitos responden a una violencia que ha sido ejercida sobre ellos de manera sistemática durante sus distintas etapas de desarrollo, así como también al abandono total, que es otra forma de violencia.

La mujer, objeto de violencia

En Uruguay se reciben día tras día numerosas denuncias de maltrato a la mujer. Esto puede tener dos lecturas, por un lado las cifras asustan, teniendo en cuenta que muere una mujer cada nueve días a causa del maltrato físico directo por parte del hombre, que puede ser su actual o ex pareja.

La violencia no sólo es a este nivel, el sometimiento se da a nivel psicológico también, por motivos económicos por ejemplo puede generarse toda una relación de dependencia, en la cual la mujer se ve encarcelada, ejerciendo esto una presión que se vuelve insoportable. “La violencia doméstica constituye un patrón de conductas abusivas a nivel físico, sexual, psicológico o relacional usado por una persona en relación íntima con otra, para ejercer poder, control y autoridad sobre ella”

Estas situaciones son las que terminan en suicidios u homicidios, los “crímenes pasionales” que en ocasiones son noticia en los informativos. Pero es más complejo aún. Esto puede ser consecuencia del abuso de alcohol u otras drogas, pero a su vez puede ser desencadenante del consumo de ellos , así como de fármacos, apareciendo un montón de patologías del tipo depresivas por ejemplo, que como sabemos, son una epidemia en todas partes del mundo.

La otra lectura que se puede hacer es que al haber un incremento tan grande en el número de denuncias, se puede pensar también que hay menos temor por parte de las víctimas, que piden ayuda con mayor frecuencia. Esto, si se articula con una intervención adecuada por parte de las autoridades, realmente puede salvar vidas. Sin embargo hay que tener muy en cuenta que la cifra de denuncias, aunque haya aumentado, es bastante menor al número real de casos.

Un dato interesante es que la cantidad de casos de violencia en el ámbito del hogar es bastante mayor que la cantidad de delitos contra la propiedad, aún así tienen mucho más atención por parte de los medios de comunicación.

La violencia doméstica siempre ha existido como fenómeno, y siempre ha sido grave, la diferencia es que en épocas anteriores esto quedaba más en la esfera de la intimidad del hogar, debido al temor y amenazas. Actualmente el tema se ha comenzado a tratar con mayor fluidez, se vuelca en mayor medida a la opinión pública, se han generado algunas políticas de prevención y de divulgación de información sobre la temática.

Existen proyectos con la intención de revertir estas situaciones, por ejemplo se han creado más Comisarías de la Mujer y de la Familia, preparando a más agentes de manera que sepan actuar de forma correcta en estos casos. Un peligro que se suma es que los policías, muchas veces recomiendan medidas inadecuadas a la víctima, quizás no la saben guiar en la forma de proceder, generando (sin intención), un problema más agudo aún.

Todos estos elementos están dando quizás un margen mayor a la denuncia, tanto de quienes sufren como de quien se vuelve testigo. Esto da la sensación de que la situación de la mujer, aunque lentamente, podría ir mejorando con respecto a este tema.

Por Luis Devitta

www.elacontecer.com

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