9 de septiembre de 2008

El fiscal se reafirma y pide 11 años para un hombre acusado de abusar de su ex pareja


El acusado, A.J.M., durante su fugaz paso camino de la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Logroño. / JUAN MARÍN
El presunto agresor quebrantó una orden de alejamiento de la víctima, que había sido declarada «incapaz» por esquizofrenia
Once años. Ni uno más ni uno menos. El fiscal se reafirmó ayer y pidió, definitivamente y tras haberse expuesto en la vista oral todas las pruebas requeridas por el tribunal, 11 años de cárcel para A.J.M., acusado como presunto autor de un delito continuado de abuso sexual cometido contra su ex pareja el pasado 2007, de quien tenía una orden de alejamiento por maltrato habitual. Se da la circunstancia de que la víctima padece un trastorno esquizoide de la personalidad por el que fue declarada «incapaz» legalmente en 2003 pasando a ser custodiada por la Fundación Tutelar de La Rioja.
Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, el acusado, de nacionalidad portuguesa, mantuvo desde 2001 hasta 2004 una relación de pareja con la víctima «basada en el dominio ejercido sobre su compañera mediante el maltrato físico y psicológico, importando poco lo que ella opinara o quisiera porque él siempre acababa imponiéndose dado el miedo que la inspiraba».
Ya en 2004, y siempre según el citado escrito, un Juzgado de la capital dictaba un auto de medidas cautelares que impedía al imputado acercarse a menos de 200 metros de la mujer y comunicarse con ella. Sin embargo, en junio de 2007, ésta, tras optar por no acudir al centro ocupacional de Arfes en el que trabajaba y quedarse en un bar cercano, se encontró con su ex pareja pese a que la orden de alejamiento seguía en vigor. En lugar de marcharse, A.J.M. se acercó dándole conversación. El fiscal precisa que el acusado le propuso ir a dar un paseo, pero ella se negó, aunque como insistió, finalmente accedió por el «miedo» que la infundía.
El hombre la sujetó con fuerza por el brazo y la obligó a ir con él hasta el Parque del Ebro, donde la obligó a hacerle una felación y después la penetró en el suelo -«no impidiéndolo por la carencia de medios personales para rebelarse ante este tipo de órdenes» y por temor-, ya que le dijo que «había sido su cumpleaños y le tenía que hacer un regalo consistente en acostarse con él y que era bueno para los dos». Por este medio, concluye, el hombre había conseguido mantener relaciones sexuales con la mujer en al menos tres ocasiones más en meses anteriores.

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