3 de septiembre de 2008

Detenido en Santander un pederasta reincidente acusado de abusar de una niña

El acusado abordó a la menor, de seis años, a los tres días de salir de la cárcel

La Policía ha detenido en Santander a un pederasta como sospechoso de haber abusado de una niña de seis años. Se trata de un hombre multirreincidente: lleva veinte años encadenando condenas por este motivo y cuando ha vuelto a actuar hacía sólo tres días que había salido de la prisión de Dueñas (Palencia).

Marcelino Fernández Arnaiz, de 54 años, más conocido como "el pederasta de Astillero" por su largo historial de abusos a menores, se encuentra de nuevo en prisión preventiva acusado de haber vuelto a reincidir en el delito por el que lleva dos décadas entrando y saliendo de las cárceles y psiquiátricos penitenciarios españoles.

Los hechos que ahora se le imputan ocurrieron el pasado 23 de agosto, sólo tres días después de que abandonara la prisión tras cumplir la condena de cinco años de cárcel que le había impuesto la Audiencia de Cantabria en 2005 por haber abusado sexualmente de una niña de seis años el 13 de octubre de 2002 en Torrelavega.

En aquel juicio, se le pedían cinco años más de condena por otro abuso cometido en 2003 contra una niña de nueve años en Santander pero la Audiencia desestimó ese cargo por falta de pruebas.

"El pederasta de Astillero" ha sido detenido múltiples veces por delitos sexuales cometidos contra menores: concretamente en los años 1980, 1983, 1986, 1990, 1999, 2000, 2002 y 2003. Hasta ahora, cada vez que ha cumplido su pena ha vuelto a reincidir.

De hecho, su último delito probado, aquel por el que fue condenado en la Audiencia de Cantabria en 2005, lo cometió apenas dos meses y medio después de abandonar el Centro Penitenciario de Foncalent (Alicante), donde había cumplido sus dos últimas condenas de 15 y 18 meses de internamiento psiquiátrico.

Trastorno psíquico

Durante su último juicio, los forenses de los Juzgados de Santander explicaron al tribunal que Fernández Arnaiz padece un trastorno de tipo parafílico que lo convierte en un pederasta, no controla sus impulsos, no ha asumido las reglas sociales y morales y tiene un coeficiente intelectual bajo.

La Audiencia de Cantabria reconoció entonces que esas circunstancias reducen su responsabilidad sobre sus actos, pero no le eximen por completo de ella, como trató de plantear la defensa.

INFORMATIVOS TELECINCO/AGENCIAS
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