19 de septiembre de 2008

Una campaña feminista vincula los valores familiares con la tolerancia del maltrato

20 Sptiembre 2008

La educación tradicional recibida por las mujeres y su tolerancia a la violencia de género están vinculadas. Ése es el mensaje de un taller que hoy organiza la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres con la ayuda económica del Ayuntamiento y del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) de la Junta, que subvencionan a esta asociación feminista liderada por Rafaela Pastor, y que pretende hacer comprender a las féminas lo necesario de prescindir de los valores afectivos aprendidos para acabar con la violencia contra las mujeres.

Para ello, contará con la presencia de dos «ponentas» -así reza la hoja de inscripción-, la psicóloga María José Naranjo y la psicoanalista y doctora en Psicología Nora Levinton. Según ésta, la efectiva prevención de la violencia machista consiste en que las mujeres se replanteen su educación sentimental -de ahí el título de las jornadas: «Cuestionemos nuestros aprendizajes amorosos. ¿Somos medias naranjas?»-, de manera que abandonen la «idealización del amor y de tener una pareja» y eviten crecer aspirando a «construir una familia como si ese fuera el «summun» de los deseos».

Durante la presentación de las jornadas, Rafaela Pastor se mostró convencida de que acabar con la violencia a las mujeres pasa por deshacerse de la educación afectiva que se ha transmitido, y se preguntó «¿Qué nos ha hecho el patriarcado a las mujeres para convivir con individuos que nos matan, nos maltratan, nos vejan y por amor a nuestros hijos, a nuestra familia, hacemos dejación de nosotras mismas y pasamos la vida siendo dependientes de los sentimientos?».

Reacción distinta
Para Pastor, la educación tradicional en el «patriarcado» supone un maltrato a las ciudadanas porque «cuando una va por la calle y le dicen desde un andamio tal o cual la están maltratando y violentando». Así, con este taller tienen la oportunidad de obtener «herramientas para no sentirse dominadas por el compañero, el sistema político y la educación que nos han dado de cuanto más calladita, modosita y bella seas, más te va a querer el hombre».

Un hombre que no tiene la misma dependencia amorosa, según Pastor, aunque en los casos en que sí se ve preso de ella, reacciona de distinta forma.

«El efecto que tiene en uno y otro es diferente porque los hombres matan a las mujeres cuando intentan» dejar la relación, mientras que ellas no la dejan porque sienten culpa por «transgredir» sus ideales, apuntó Levinton, que reconoció que hay otros factores que influyen en la dependencia afectiva de la mujer, como una hormona que contribuye a criar a los hijos y aporta un instinto de protección. Así, ésta «nos lleva a repetir ese esquema en el cuidado de hermanos, amigas o novio».

Por último, y sobre la necesidad de diseñar talleres para persuadir a maltratadores en lugar de cambiar la educación de las mujeres, Levinton explicó que «no está consensuado que el resultado sea el esperado», aunque habría que hacerlo con jóvenes con actitudes machistas que «tienen naturalizadas» y ven normales.

J. P.
ABC.es

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