5 de septiembre de 2008

El pederasta de Astillero abusó de una docena de niñas en tres décadas

-El ministro de Justicia cree que hay motivos para endurecer las penas contra criminales pedófilos.

Marcelino Fernández Arnaiz, más conocido como “el pederasta de Astillero” (Cantabria), lleva 28 años de continuas entradas y salidas de la cárcel por delitos de abusos sexuales a menores. El pasado 20 de agosto, cumplió su última condena de cinco años, y salió de la prisión La Moraleja, situada en la localidad palentina de Dueñas.
Tres días más tarde, volvió a cometer otra agresión sexual en Santander, esta vez a una niña de seis años. Fernández Arnaiz fue detenido cuatro días después en su pueblo natal, Astillero. El juez ordenó su ingreso en prisión sin fianza en la Prisión Provincial de Santander por un delito de abuso sexual a menores.

La historia se repite.

En ocasiones anteriores, abusó de menores a los pocos días de cumplir su condena. Su radio de operación es también conocido. Normalmente actúa en Santander o en Torrelavega, y no en Astillero, de donde es oriundo, ya que allí es muy conocido.
En 2003, la Audiencia Provincial de Cantabria le condenó a cinco años de prisión por la agresión sexual a una niña, también de seis años, en Torrelavega. Delito que cometió tres meses después de haber cumplido una condena en el Centro Psiquiátrico Penitenciario de Foncalent (Alicante) por otro delito similar.

Por ello, la Audiencia aumentó entonces hasta el máximo permitido, o sea la mitad de la condena, su encarcelamiento preventivo. El pederasta cumplió la pena íntegra. Según la sentencia, su historial delictivo se remonta a 1980.

En años sucesivos, fue condenado cuatro veces a penas de internamiento en un psiquiátrico, por abusos en 1990, por delitos de agresiones sexuales y violación en 1991, y por abusos sexuales en dos ocasiónes en 2000.
De acuerdo también con la resolución, Fernández Araniz, que tiene 54 años, posee un cociente intelectual medio-bajo, pero no retraso mental. Lo que sí parece que tiene son dificultades para interiorizar reglas morales y sociales, además de pérdida del control de sus impulsos y comportamientos conflictivos de larga duración, que alteran su capacidad intelectual.

Multirreincidente
Todas sus víctimas, que superan la docena, han sido siempre niñas de entre dos y diez años. Ante éste y otros casos más graves, como el de la niña Mariluz, el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, declaró este jueves que éstos son «buenos ejemplos» de la necesidad de reformar el Código Penal.

El ministro explicó que ahora, cuando un condenado cumple su condena y es puesto en libertad con un «mal pronóstico», no existe posibilidad de controlarle. Fernández Bermejo anunció que su departamento está trabajando en una reforma del Código Penal, que el Gobierno quiere llevar al Parlamento este otoño, para revisar la cuantía de las penas y endurecerlas en los casos de pederastia; en segundo lugar, Justicia estudia el establecimiento de medidas de control de estos delincuentes una vez hayan purgado sus condenas, si la administración considera que no están rehabilitados.
El Gobierno de Cantabria descartó este jueves personarse como acusación particular en el nuevo proceso iniciado contra Fernández Arnaiz, pero expresó su disposición a colaborar con la Justicia para que esta clase de criminales «estén donde tienen que estar, en la cárcel», señaló en rueda de prensa la consejera autonómica de Empleo y Bienestar Social, la socialista Lola Gorostiaga.

Gonzalo Antón
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